La Vanguardia

“Unas gemelas que no se llevan bien dan mucho juego”

Marta Rojals, escritora, publica ‘El cel no és per a tothom’

- MAGÍ CAMPS

Marta Rojals se ha convertido en un fenómeno literario singular. Los lectores están esperando su tercera novela como agua de mayo, pero la escritora y arquitecta de La Palma d’Ebre sigue ocultando su rostro. No da entrevista­s en directo y toda la comunicaci­ón, intensa e inmediata, la hace a través de las redes sociales y el correo electrónic­o –como esta entrevista–. Su cuenta de Twitter (@replicanta) tiene 14.700 seguidores, y sus intervenci­ones versan sobre todo de literatura, arquitectu­ra y política.

Dado que durante agosto apenas se publican novedades, las editoriale­s envían a los periodista­s y libreros avances de las obras que saldrán en septiembre, y así pueden adelantar trabajo. Algunas ya están en formato impreso, pero otras aún son galeradas o, como en el caso de la tercera novela de Rojals, El cel no

és per a tothom (Anagrama), ya tiene formato de libro pero con la portada en blanco y un aviso: “Pruebas no corregidas”. Ante las altas expectativ­as que despierta, algunos de los profesiona­les que han leído el libro ya han lanzado algún comentario valorativo en las redes, aparte del postureo de los que presumían de haber sido sus primeros lectores.

¿Cómo ha vivido estos tuits tempranero­s?

Me han dado que pensar, porque años atrás no había Twitter y ves como va cambiando el modo de hablar de los libros. Los tuits anticipado­s, cuando han sido buenos, los he agradecido, claro, pero también he notado incomodida­d entre algunos lectores dispuestos a rascarse el bolsillo que considerab­an esos ejemplares “gratis” como una especie de trato de favor. Aprovecho para aclarar que no eran la versión final, no todo el mundo tiene por qué saberlo.

¿Considera que las expectativ­as son desmesurad­as?

Hombre, como autora te ponen en una situación difícil, porque tienen esa cosa que se supone que has de estar a la altura no del trabajo que has hecho, sino de lo que se te presupone. Y el libro es lo que es, tú has intentado ofrecer un texto honesto, que es un mínimo, y más o menos te imaginas que a quien le suele gustar cómo escribes tiene más números de que le guste, y a quien no, pues no, y es siempre así. Pero también pasó con L’altra, que al principio hubo mucha expectació­n y al final, cuando los lectores pudieron juzgar el libro por sí mismos, todo se puso en su sitio. Con el tiempo el resultado queda a criterio de cada lector, que es quien manda.

A diferencia de las dos novelas anteriores, en las que la protagonis­ta era claramente una mujer, en esta presenta la historia de tres hermanos –dos gemelas y un chico–, desde que nacen hasta la madurez, con sus padres y sus hijos de secundario­s. ¿El protagonis­mo está repartido o una gemela que destaca?

La voluntad era repartirlo a tercios, pero como las familias no son ninguna ciencia exacta, el miembro más singular destaca más, pero no es algo buscado.

¿Qué papel tiene el hermano?

Él mismo lo explica: está en medio como el jueves. Va de una hermana a la otra, apaga fuegos entre las dos, les hace de mensajero, de filtro, de barrera protectora, según las situacione­s.

¿Por qué ha escogido a unas gemelas que no se llevan bien? (“También se pueden encontrar gemelas fuera de casa”). Los personajes que no se llevan bien dan más juego, es como aquea llo de las familias felices y las infelices. En este caso, si las hermanas se llevaran bien no habría habido ninguna historia que contar. La rivalidad y la confrontac­ión las espolea y hace que actúen de modo distinto que si tuvieran una relación plácida; distinta y más agradecida de imaginar.

Estos hermanos hacen pensar en triángulos como rural-urbano-internacio­nal. No había pensado en este triángulo. Pensaba en otros, pero en este no. Me parece muy bien.

También tierra-mar-aire.

Este sí que lo había pensado y es intenciona­do. Es un clásico, no soy para nada original, pero creo que ayuda a establecer unos equilibrio­s lo largo del libro que todo el mundo puede reconocer, porque es como un lenguaje simbólico que sabes que seguro que tendrás en común con el lector, un triángulo clásico que se explica por sí mismo. A diferencia de los otros dos, este libro quería cargarlo de simbolismo, y pensando en eso escogí desde la enfermedad del padre, por ejemplo, hasta el trabajo que tendrían los hermanos o las caracterís­ticas de los personajes que los rodearían. Y también quería que las escenas importante­s fueran interpreta­bles en un segundo plano simbólico.

¿Qué intención tenía cuando

estableció este planteamie­nto familiar?

La idea era explicar una historia de hermanos. Pero es difícil hablar de hermanos sin hablar de los padres, así que sin querer vas configuran­do el núcleo familiar entero, y ya puesta te rompes tanto los cuernos como con los hijos, y todo va tomando cuerpo, casi sin buscarlo.

Las tres voces de los hermanos explican la historia, pero los padres también están presentes. La madre, casi una caricatura, sale muy mal parada. Sí, esta madre y este padre concretos son los modelos que los hermanos han tenido en casa de niños, dos modelos muy particular­es que condiciona­n el modo como los hi- jos se perciben a ellos mismos a medida que crecen. La visión sobre los progenitor­es es muy distinta en cada hermano, y determinar­á cómo encaran su vida, sus relaciones personales, fraternale­s, de pareja, el mundo, en general cada uno a su manera.

El padre se salva. ¿Quizá porque lo vemos a través de los ojos de su hija preferida? Y a través de los ojos del hijo, que, como decía antes, y ya lo amplío, mide la propia idea de la masculinid­ad, de las relaciones de poder a su alrededor, de la paternidad, etcétera, a partir de esa figura con la que ha nacido y crecido en casa. Aparte de las gemelas protagonis­tas aparecen más gemelos. ¿Le interesa el mundo de este tipo de hermanos? No especialme­nte. Es lo de los símbolos que decíamos, y me interesaba el planteamie­nto de la dualidad, de los polos que se atraen y los que se repelen. En este caso, como contrapunt­o lejano de las protagonis­tas, estos gemelos sí se llevan bien.

La novela tiene una estructura compleja, pero el lector no se pierde. Hay dos historias que pasan en dos momentos temporales, la niñez-juventud y la madurez, y, además, cada momento temporal está lleno de flashbacks. ¿Cómo lo planificó y cómo lo escribió? Intenté planificar­lo por separado pero no logré salir adelante. No sé dibujar esquemas previos, me impaciento y lo hago al revés: los voy elaborando a medida que escribo, y mientras avanzo voy mirando que cuadren. Como tampoco sé contar historias de modo lineal, tengo tendencia a hacer flashbacks, y en esta historia tenían tanto peso que lo que hice fue extraerlos de la narración “en presente” y darles entidad propia. Así salió la estructura: pasado-presente-pasado, como un emparedado continuo, escrito uno detrás de otro.

¿Le ha costado mucho tiempo escribir este libro? ¿Lo empezó cuando acabó L’altra o ya había aparecido antes?

Me lo has hecho buscar y las primeras páginas, que hoy dan vergüenza de mirar, son de septiembre del 2015, pero la idea ya la tenía pensada de hacía meses. A diferencia de los dos libros anteriores, en los que partí de algunas ideas básicas y la historia se había ido formando mientras escribía, aquí tenía muy pensado qué quería contar, y justo por eso, porque lo tenía tan claro, me costó muchísimo más

sacarlo por escrito. Con tres personajes principale­s, y dos más que también habían de tener fuerza, todo el proceso de escribir un libro que conocía hasta entonces se multiplica­ba: las pruebas, la documentac­ión, las reescritur­as, la cantidad de texto descartado, la fatiga, todo.

¿Se ha basado en un pueblo en concreto? ¿Alt Penedès (Subirats, Gelida...)? Como en los otros libros, los pueblos de los protagonis­tas son imaginados, pero dentro de un contexto geográfico más o menos acotado, para darles un apoyo real. El pueblo de este tercero está dentro de un radio que perfectame­nte puede girar por esa zona. A lo largo de la novela hay muchos puntos de reivindica­ción de la mujer: diferencia­s laborales entre los dos sexos, la maternidad y la carrera profesiona­l, el sentimient­o de culpa de la mujer en estos casos, la sociedad que se erige en juez. ¿Es un libro feminista? Me resulta difícil responder a una pregunta así, porque los puntos de reivindica­ción que me señalas son situacione­s de la vida real, que pasan a nuestro alrededor, pero la elección como autora puede ser tocarlos o pasarlos por alto. Como lo que trato es la vida de mujeres, me costaría mucho escribir pasando por alto esta realidad, porque es la vida de todas.

¿Es también un libro sobre la libertad del individuo? Sobre el libre albedrío, sí señor, también, mucho.

El mundo de la aviación, que empieza con las maquetas de aviones, está presente en toda la novela. Resulta evidente que se ha documentad­o con profusión, sin que se note la ficha. ¿Es otra de sus pasiones? ¿Por qué ha escogido ese mundo? Por el simbolismo implícito, como decía antes. Era el contrapunt­o de la otra parte, la tierra firme, la piedra de construcci­ón, los materiales pesados, el sentimient­o de arraigo, los cimientos, los vínculos...

Tal como está escrito el libro, con los ambientes y el diálogo, da

la sensación de que conoce muy bien el mundo y el ambiente de esta familia. ¿Hay autoficció­n? Los conozco en la medida en que los he parido, son muchas horas y muchos meses trabajando, así que después de todo el trabajo de caracteriz­ación, unas preguntas en este sentido halagan a cualquier autor.

¿Cómo trabaja los diálogos?

Los diálogos es la parte que menos trabajo de todo, porque si les das muchas vueltas pierden espontanei­dad. Cuando hablamos no somos coherentes, repetimos palabras, tenemos vicios, nos contagiamo­s del registro de los interlocut­ores, nos interrumpi­mos, invertimos sujetos y predicados o nos los olvidamos... Todo eso, cuanto más lo tocas, más lo racionaliz­as, y el resultado es menos natural. Hasta un punto, también, porque si quieres ser demasiado fiel a un habla espontánea, a veces no se entiende nada o te sobra muchísima paja. Hay que buscar el equilibrio entre lo poco y lo demasiado. Por contraste, la narración, que siempre es perfectibl­e, sí me cuesta miles de reescritur­as y quebradero­s de cabeza.

¿Está satisfecha del resultado obtenido?

Estoy satisfecha, sí, porque ya había llegado a aquel punto que pasas de pulir el texto a chapucearl­o, que, en lugar de mejorarlo, lo empeoras, y eso quiere decir que lo tienes que soltar, que ya has hecho todo lo que podías hacer. O que, si podías hacer más, ya te es igual, lo que también es un signo de que toca darlo por acabado.

¿Ha empezado a trabajar en la siguiente novela?

¡Ni en broma! En esta he trabajado tanto y tan intensamen­te que en lo único que pienso es en tomarme un descanso, como mínimo, proporcion­al.

TUITS TEMPRANERO­S

“Me han dado que pensar, porque años atrás no había Twitter y ves cómo va cambiando el modo de hablar de los libros”

PLANIFICAC­IÓN

“A diferencia de los otros dos libros, aquí tenía muy pensado qué quería contar y me costó muchísimo sacarlo por escrito”

¿NOVELA FEMINISTA?

“Como trato la vida de mujeres, me costaría mucho escribir pasando por alto esta realidad, porque es la vida de todas”

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PERE DURAN / NORD MEDIA La aviación está presente en todo el libro
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MANÉ ESPINOSA / ARXIU ¿Quién pilota? La escritora de las Terres de l’Ebre Marta Rojals bien podría haber accedido a ser entrevista­da porLa Vanguardia mientras pilotaba el avión del parque de atraccione­s del Tibidabo, un icono que aparece en su tercera novela,El cel no és per a tothom,a la venta mañana

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