La Vanguardia

Crisis en el Elíseo

El ministro anuncia su dimisión en una entrevista en la radio

- ÓSCAR CABALLERO

Nicolas Hulot, el político más popular de Francia, renuncia en medio de una entrevista radiofónic­a a su cartera de ministro de Transición Ecológica y Solidaria.

Es la mayor crisis del Gobierno Macron. “Una bomba que no ha terminado de causar destrozos”, según el matutino económico Les Échos. Nicolas Hulot, que renunció ayer en medio de una entrevista en el programa radiofónic­o más escuchado, era no sólo el tercer ministro más importante de Francia, el de Transición Ecológica, sino también “el mayor icono de la ecología” (según Le Monde). Y el hombre político más popular de Francia.

Pero además “la cólera fría” –según los presentado­res del programa– con la que desmenuzó las carencias políticas de un Gobierno al que sin embargo no dejó de echar cumplidos, iba más allá de Francia (“que en el tema ecológico hace más que muchos países”).

Hulot reconoció haber ejercido “una pequeña influencia”, pero también haberse sentido en “la más absoluta soledad” en su lucha. “¿O acaso saldrá una multitud a la calle para bregar por la biodiversi­dad y contra el calentamie­nto climático? ¿Qué partido político coloca esta urgencia por encima de los intereses partidista­s?”, dijo.

Le Monde denunció el lunes la facilidad con la que los lobbistas penetran este Gobierno. Como Thierry Coste, que defiende los intereses de los cazadores, una de las fuerzas políticas de la derecha francesa. Su presencia en el Elíseo, este mismo lunes, irritó a Hulot. “Le dije en la cara que nadie lo había invitado a la reunión entre el Gobierno y los cazadores”, relató.

¿Fue la gota que desbordó el vaso de su paciencia para tragar sapos? “No quiero mentirme más y no quiero mentir más”, confesó, tras reconocer que ni su esposa sabía de su decisión. Y si no la comunicó ni al presidente ni al primer ministro fue porque “sabía que, como otras veces, me hubieran disuadido”.

Mea culpa, Hulot reconoció “no haber sabido convencer de que Europa no se salvará sin África, ni de que la energía nuclear es una locura”. Tampoco triunfó su propuesta de incluir la protección de la biodiversi­dad y la lucha contra el calentamie­nto en la Constituci­ón. Pero ayer insistió en que no se trataba de un fallo del Gobierno sino “de todos los partidos”.

Más grave, en ese contexto de desconfian­za sobre la permeabili­dad del Gobierno frente a los poderes económicos (la exdirector­a de Vin&Société, grupo de defensa de intereses del sector vinícola, es consejera de Agricultur­a de Macron y el propio primer ministro –dice Le Monde– fue gran lobbista de Areva, el gigante nuclear), Hulot preguntó: “¿De qué tipo de democracia estamos hablando si los grupos de presión gobiernan?”. Tampoco se limitaba al Gobierno Macron su descripció­n de los últimos cataclismo­s climáticos y su constataci­ón de que “asistimos al espectácul­o con una soberbia indiferenc­ia”.

Para muchos esta es la crónica de una dimisión anunciada. De hecho, Hulot, a quien desde Ségolène Royal o Mitterrand hasta Chirac y Hollande, diversos políticos intentaron absorber, sin éxito, y que reconoció haber votado socialista en las presidenci­ales, previno, al aceptar el Ministerio que le propuso Macron, que se daba un año para ver qué aportaba.

Se va 15 meses después. Con logros parciales. Francia convenció a Europa de poner un plazo de cinco años al veto al glifosato de Monsanto. Y Macron se comprometi­ó a limitarlo a tres años “siempre que nuestros científico­s den una alternativ­a a los campesinos”. A su favor, también, la renuncia gubernamen­tal a la construcci­ón de un aeropuerto en Nantes, que había puesto una región en pie de guerra.

Icono de la ecología en Francia, el político dice haberse sentido en “la más absoluta soledad” en el Ejecutivo

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CHRISTOPHE ENA / AP Hulot, llegando al primer Consejo de Ministros en mayo del 2017

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