Debate jurídico
El PP hará valer su mayoría absoluta y exigirá al Gobierno que pida perdón al juez
El PP hará valer su mayoría absoluta en el Senado para reprobar a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por su actuación respecto a la defensa del juez Llarena.
De algo le tiene que servir al PP la mayoría absoluta que aún tiene en el Senado, aunque no haya sido suficiente para que Mariano Rajoy mantenga el Gobierno. La nueva dirección del PP que preside Pablo Casado, quiere hacer valer esa mayoría absoluta para recordarle al PSOE que no ganó las elecciones, que no puede hacer lo que quiera y que el PP no estará en el Gobierno pero sigue ahí, con más diputados que cualquier otro partido en el Congreso, y con una mayoría absoluta en la Cámara Alta. La reprobación en el Senado de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por su actuación respecto a la defensa del juez Llarena, y la exigencia al Gobierno de que pida “disculpas públicas” al magistrado del Supremo, serán las primeras que formalice.
En una reunión conjunta de las direcciones del Grupo Popular en el Congreso y en el Senado, el partido de Pablo Casado ha decidido iniciar una ofensiva sobre Catalunya, no sólo desde el Senado, sino también desde el Congreso, para recordarle a Pedro Sánchez que está ahí vigilándole. Iniciativas que quieren marcar el debate sobre Catalunya y levantar, dicen, una voz firme desde el Estado, frente al otoño caliente que preparan los independentistas. La consigna es que la sociedad pueda visualizar que la mayoría absoluta del PP en el Senado “garantiza la unidad de España”, no en vano, esa mayoría absoluta es imprescindible si el Gobierno necesita volver a activar el artículo 155, llegado el caso. Y ahí, el PP exigirá cuestiones que el Gobierno de Rajoy incluyó en su día en el 155 y a las que renunció en aras del consenso. Por ejemplo, la intervención de TV3.
En una rueda de prensa conjunta de la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, y de su homólogo en el Senado, Ignacio Cosidó, anunciaron que de forma inmediata presentarán, primero en el Senado y después en el Congreso, una interpelación a la titular de Justicia, para que explique por qué en un principio se negó a defender a Llarena de la demanda planteada por Carles Puigdemont y otros consellers huidos de la Justicia española. Esa interpelación irá seguida de una moción en la que se reprobará a la ministra, cuyo cese pedirán.
Saben que Sánchez no la cesará, están convencidos en el PP, porque con su actuación, el Ejecutivo demuestra, dijo Montserrat, que “es cómplice de los independentistas, cuyo único objetivo es romper España”, en lo que desde la dirección del PP se califica de “actitud indigna”. Por ejemplo, Casado asegura que no hubiera dejado entrar a Torra en la Moncloa con un lazo amarillo, además de actuar con mayor contundencia contra quienes ponen lazos amarillos en la vía pública
Ciudadanos acudirá al Defensor del Pueblo a pedir amparo para los catalanes “indefensos ante Torra”
o agreden a quienes los quitan.
También Ciudadanos decidió ayer, en su ejecutiva, solicitar la comparecencia de la ministra Delgado y la vicepresidenta, para que expliquen por que se opusieron a la defensa de Llarena, según anunció el líder de este partido, Albert Rivera. Además, acudirá al Defensor del Pueblo para pedir el amparo de esta institución hacia “los catalanes indefensos ante la arbitrariedad del president de la Generalitat, que intenta apoderarse de lo público”.
Esta ofensiva del PP, pero también de Ciudadanos, no pilló por sorpresa al Gobierno. “Era lo esperado”, aseguraron fuentes del Ejecutivo, que consideran que la estrategia de Casado es cortoplacista y la reprobación es “papel mojado”. Las mismas fuentes aseguran que Delgado cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno, con quien habla a diario, y aseguran que lo relativo a la defensa de Llarena está zanjado. Las fuentes de la Moncloa creen que el ruido que están metiendo Casado y Rivera se debe, precisamente a que hay “una competición entre PP y Ciudadanos” que están empatados en ciudades como Madrid o Barcelona, o en Andalucía, y al final “todo quedará en una liguilla de derechas”.