Salvini y Orbán se conjuran para cambiar la UE tras las europeas
“Es mi héroe y compañero de viaje”, dice el premier húngaro del ministro italiano
Dos amigos muy amigos se encontraron ayer personalmente tras admirarse desde la distancia durante algunos meses. El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, recibió ayer al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, un halcón del euroescepticismo que lidera el repliegue antinmigración de los países del Grupo de Visegrado. Lo hizo en la Fiscalía de su ciudad, Milán, y no en la capital, y ante la perplejidad de sus socios de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas (M5E), después de que el mandatario se marchara de Italia sin verse con el que teóricamente sería su homólogo. Es decir, el premier Giuseppe Conte.
“Matteo Salvini es mi héroe y compañero de viaje”, decía un pletórico Orbán tras salir del restaurante en el que comió con una corbata verde, el color corporativo de la Liga. Italiano y húngaro se reunieron durante una hora para hablar de aquello que más les une: su voluntad férrea de cerrar como sea las fronteras externas para evitar que lleguen inmigrantes a Europa. Y para ello, se conjuraron para aprovechar las elecciones europeas que se celebrarán en mayo del año que viene para cambiar la UE desde dentro con una nueva alianza de partidos ultranacionalistas.
“Necesitamos una nueva Comisión y un nuevo Parlamento Europeo, dos entidades que se pronuncien claramente a favor de la defensa de las fronteras y de parar la migración. Las alianzas se podrán ver después de las elecciones, y nosotros queremos recoger el máximo número de electores húngaros e italianos para unirnos y dar este giro en Europa”, afirmó Orbán en la rueda de prensa posterior.
El premier húngaro no desveló si pretende abandonar el grupo del Partido Popular Europeo (PPE), al que su partido, el ultraderechista Fidesz, pertenece en Estrasburgo, para unirse a un supuesto bloque que Salvini bautizó en una ocasión como “la Liga de las ligas de Europa”. Por ahora busca que el PPE abrace la pulsión antiinmigración contra las ideas de su mayor adversario, el presidente francés, Emmanuel Macron. “Ahora mismo hay dos bloques, uno liderado por Macron, que es el jefe de los partidos que apoyan la inmigración, y luego estamos nosotros”, sonrió Orbán.
“Puedo decir que estamos trabajando para construir una futura alianza que excluya a los socialistas y a las izquierdas y que lleve en el centro los valores que nuestros partidos representan”, ratificó el ultraderechista italiano. Preguntado por
Ambos ultraderechistas consideran que su principal adversario que batir será el francés Emmanuel Macron
cómo compaginar este acercamiento con la negativa de Hungría a acoger migrantes llegados a suelo italiano, una reclamación constante de Salvini para todos los países europeos, el ministro quiso volver a apuntar al francés. “Primero pedimos colaboración a países grandes, como Francia”, explicó. “Él es el primero que debería demostrar solidaridad y sensibilidad reabriendo la frontera en Ventimiglia”.
Mientras la cordialidad reinaba en el interior de la Fiscalía de Milán, en el exterior unas 3.000 personas protestaban concentradas por la oposición. No fueron los únicos contrarios a la llegada de Orbán. El M5E ha insistido en que se trataba de una reunión puramente partidista y no institucional, y su líder, Luigi di Maio, ha subrayado que Orbán está muy alejado de los valores que representan. Cada día que pasa crece un sector cercano al presidente del Parlamento, Roberto Fico, exponente de la izquierda en los grillini, que se ve incómodo con el liderazgo de Salvini. Y aunque en principio la posición de unidad se mantiene, empiezan a resonar voces discordantes. Como la de la senadora Paola Nugnes, que dice “no entender” la frase preferida de Salvini: “Los italianos primero”.