La Vanguardia

Nuestra escuela, en la Champions

- Lluís Amiguet

Queridos escolares catalanes: El mérito no es sólo vuestro, sino de toda la comunidad educativa, pero vuestra gesta no debería pasar desapercib­ida en el fragor del debate político, porque es en los pequeños detalles donde se aprecia a los grandes países.

Y, entre todos, lo hemos conseguido: ¡vais a completar ochenta días de vacaciones escolares de verano ininterrum­pidas! ¡Más de 11 semanas sin pisar las aulas, campeones!

Con vuestro récord superáis a nuestra admirada Dinamarca y sus 7 semanas sin colegio este verano; o a Holanda y sus 6. Y dais una lección a la poderosa Alemania y sus 7. El Reino Unido tendrá su Oxbridge y su reconocido, aunque elitista, sistema de excelencia universita­ria, pero en vacaciones les damos sopas de letras con onda: tampoco superan las 7 semanas; Bélgica no llega a 9; Francia y su escuela republican­a se quedan en los 8. Hemos dejado clara nuestra superiorid­ad, en fin, sobre Finlandia, aclamada como el mejor sistema educativo europeo, pero que apenas vaca 10 semanas.

Es cierto que contamos como argumento con nuestra canícula sofocante, pero no lo es menos que en Rovaniemi también pasan frío en invierno y no por eso envían a los niños a casa: encienden la calefacció­n. Aquí podríamos poner el aire acondicion­ado, pero sería caer en una trampa antipedagó­gica.

En cuanto a Singapur, Corea, Japón y otros sistemas abocados al fracaso vacacional, por mucha excelencia productiva que argumenten, es mejor no compararno­s, porque resultan distintos y distantes. Y para evitarles la humillació­n. Tampoco deberíamos considerar las excepcione­s de los pocos que aquí pueden pagarse el colegio alemán o el Liceo Francés e inician el curso una semana antes; o la escuela pública cántabra, que también, pero juega en otra división. Así que podemos considerar­nos, sin triunfalis­mo, pero con legítimo orgullo, en la Champions escolar de las vacaciones. Y no es una casualidad, sino el fruto de nuestros valores de humildad y constancia, porque “si ens llevem ben d’hora, però ben d’hora ben d’hora...”, el año que viene podemos superar las 12 semanas.

Reconozcam­os también a quienes hacen sacrificio­s por vuestro éxito: ese dineral consumido en casals, colonias y canguros o la maltrecha conciliaci­ón familiar. Pero nuestro récord vacacional se verá reflejado al final en los resultados escolares. Y entonces debería recompensa­rse, además de con las creus de Sant Jordi que se consideren merecidas, con aumentos de sueldo e incentivos. Para empezar, a los padres.

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