La Vanguardia

Un historiado­r ambicioso y comprometi­do

- Borja de Riquer i Permanyer

Josep Fontana ha sido el historiado­r catalán más universal no solamente por el impacto internacio­nal de sus obras –traducidas a numerosas lenguas–, sino también por el interés global de las más recientes aportacion­es que sobrepasan el mundo reducido de los especialis­tas para alcanzar una influencia como pocos historiado­res han tenido en Catalunya.

Fontana se formó en torno a Jaume Vicens Vives, a quien siempre consideró como uno de sus maestros, junto con Ferran Soldevila y Pierre Vilar. No hay ninguna duda de que Fontana ha tenido una influencia decisiva en los estudios universita­rios catalanes y valenciano­s y ha dejado su gran huella en la constituci­ón de diferentes equipos de historiado­res que hoy se sienten con orgullo sus seguidores. Ha sido un profesor conocido por el rigor con que siempre preparaba sus lecciones, por el respeto hacia sus alumnos y por la capacidad de estimularl­os. Era uno de aquellos profesores que nunca faltaba

a unas clases que siempre estaban llenas de estudiante­s. Porque, como él mismo sostenía, “antes que investigad­or, soy un profesor”.

Josep Fontana publicaba el año 1971 La quiebra de la monarquía absoluta, una tesis innovadora que explicaba por qué fue inviable el régimen absolutist­a en España después de la pérdida de buena parte del imperio colonial americano. En esta trascenden­tal aportación, pronto le siguieron otras obras que venían a mostrar con un rigor excepciona­l y un estilo extremadam­ente atractivo las muchas contradicc­iones de la revolución liberal en España durante la primera mitad del siglo XIX.

Las obras de Fontana nos han servido para explicar los orígenes y los caminos que nos han llevado a muchos de los problemas actuales. Nos han mostrado cómo las situacione­s sociales injustas no son el resultado de unas circunstan­cias inevitable­s, sino que siempre han sido el fruto de unas decisiones interesada­s y de las prioridade­s impuestas por los grupos sociales dirigentes. Esta es también la gran significac­ión de la mayoría de sus libros. Son unas aportacion­es de gran influencia no solamente en el terreno científico y académico, también constituye­n unas reflexione­s esclareced­oras, que han ayudado a abrir los ojos a un par de generacion­es. Si en un primer momento, a finales del franquismo, las primeras publicacio­nes de Fontana significar­on un soplo de aire fresco, ahora podemos constatar que el conjunto de su obra ha tenido una grande influencia en el pensamient­o social contemporá­neo.

Durante cuarenta años Fontana nos ha ofrecido un conjunto de explicacio­nes convincent­es sobre cómo Catalunya, a causa de tener un modelo de desarrollo económico y social más adelantado y moderno que en el resto del Estado, se vio frenada, ya desde mediados del siglo XIX, por los miedos de las clases dirigentes españolas. Porque, según Fontana estos sectores priorizaro­n la defensa de sus intereses particular­es hipotecand­o la posibilida­d de construir una sociedad más adelantada. De esta manera el siglo XIX español, como también el XX, estarían llenos “de aspiracion­es no realizadas y de problemas mal resueltos”, de proyectos de cambio económico y político abandonado­s a medio hacer, o hechos fracasar por aquellos que veían en peligro sus intereses particular­es.

Si analizamos qué ha aportado y qué significa Fontana dentro de la historiogr­afía catalana y la española, tenemos que convenir que sus libros son de aquellos que perduran a pesar del tiempo pasado desde su publicació­n. Sus tesis, modificada­s y matizadas constantem­ente por él mismo, son de aquellas que han arraigado, que han sido aceptadas incluso por historiado­res que piensan de forma muy diferente.

Fontana ha abierto muchas vías en el estudio e interpreta­ción de nuestro pasado. Y a su rigor científico, a sus aportacion­es sólidas, y difícilmen­te cuestionab­les, hay que sumar, además, su compromiso con el país y con la sociedad, es decir, su responsabi­lidad social como historiado­r. Él mismo lo definió con palabras esclareced­oras: “Pertenezco a aquella especie, todavía no extinguida, de los que pensamos que el futuro será de la razón. Pero, dentro de esta especie, soy de la variante que ha aprendido que eso no se conseguirá sin más... sino como resultado del trabajo y de la lucha de todos juntos”.

En el año 2004 el historiado­r Jordi Nadal escribió: “Josep Fontana es, sin discusión, el historiado­r más destacado y más completo, y a mucha distancia del resto, de los que hoy trabajamos en la península Ibérica y América Latina”. Nadal otorgaba tres atributos relevantes a su obra: “es extremadam­ente ambiciosa, excepciona­lmente exitosa y notablemen­te comprometi­da”. Catorce años más tarde podemos verificar que estos atributos otorgados a la tarea historiogr­áfica de Fontana se han reforzado con numerosas aportacion­es de una lucidez poco común y de un impacto internacio­nal.

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B. DE RIQUER I PERMANYER, Historiado­r ARCHIVO
 ?? INMA SAINZ DE BARANDA ?? Un referente. Josep Fontana, el historiado­r catalán más universal, murió ayer en Barcelona. Pasión. La Revolución Rusa fue uno de los episodios históricos que más fascinaron a Fontana.
INMA SAINZ DE BARANDA Un referente. Josep Fontana, el historiado­r catalán más universal, murió ayer en Barcelona. Pasión. La Revolución Rusa fue uno de los episodios históricos que más fascinaron a Fontana.

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