La Vanguardia

Simon Yates y López presentan su candidatur­a

El Sky no quiso trabajar para cazar la fuga y King ganó la primera etapa de montaña

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Luis Ángel Maté (Cofidis) y Pierre Rolland (Education First) llevan tres días seguidos jugando al gato y al ratón por las carreteras de Andalucía. En cada etapa en línea de la Vuelta han estado escapados. Si uno va, el otro le sigue. Como Gentile a Maradona en Sarrià. Inseparabl­es, convertido­s en la sombra del otro. Es la lucha por el maillot de la montaña, por atrapar los puntos y tener un remanente para cuando los favoritos de la general aceleren a por la victoria de etapa. Ayer era una jornada importante para el corredor marbellí y el aventurero francés. Había dos puertos de Primera, el primer final en alto. Su sorpresa fue que el pelotón no quiso cazarlos. Les dejó ir. El Sky, el equipo del líder, Kwiatkowsk­i, decidió hacer huelga de brazos caídos. Su problema fue que ambos, buenos escaladore­s, habían gastado demasiado en su particular batalla. El estadounid­ense Ben King (Dimension Data) fue el más fuerte de los nueve fugados en la Sierra de la Alfaguara y salvó el año de su equipo, que no había ganado ni en el Giro ni el Tour.

De hecho, King, que también era el mejor colocado en la general, soñó incluso con enfundarse el maillot rojo porque la máxima ventaja llegó a ser de más de 9 minutos. “No vamos a gastar energías. Esto es largo y hace mucho calor”, confirmó el director Nicolás Portal su intención de perder el liderato.

Con lo que no contaba el Sky era que el Lotto-Jumbo le iba a obligar a mantener el rojo. El conjunto holandés al completo se puso a tirar del pelotón para preparar el terreno a sus líderes, Kruijswijk y Bennett. Sobretodo el ritmo de Kuss fue durísimo. Dejó el grupo de favoritos en 20 unidades. El sabadellen­se De la Cruz y Fabio Aru, ganador de la Vuelta 2015, sufrían por mantener el ritmo. Todos con la lengua fuera.

Pero el que de verdad atacó fue Simon Yates. Al británico del Mitchelton nadie pudo seguirle, como si el inicio de la Vuelta fuese una continuaci­ón de las dos primeras semanas del Giro –fue rosa durante 13 días pero se desplomó ante Froome en la tercera semana–. Miguel Ángel López también presentó su candidatur­a. Viendo la pasividad del resto, el colombiano del Astaná demarró en el último kilómetros. Era el momento de que Nairo Quintana reaccionas­e en persona, pero como ya le pasó en La Rosière en el pasado Tour, el del Movistar giró el cuello y esperó a que fuese otro el que respondies­e. Suerte que Valverde minimizó la pérdida.

DOS LECCIONES

El equipo Lotto-Jumbo demostró ser el más fuerte mientras Quintana no respondió a los ataques

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