Lecciones insuficientemente aprendidas
En la entrevista que el president Quim Torra dio a este diario hace un mes figuraban las tres ideas centrales de la conferencia del día 4, que abrirá formalmente el curso político. Entonces, Torra dijo: 1. “El juicio del 1-O es una de las claves de la legislatura. Me imagino que nadie entendería que aceptásemos sentencias de escarmiento como si nada”. 2. “El mandato que he recibido está claro (implementar la república). Sin embargo podríamos llegar a la conclusión que, para resolver el actual conflicto, se puede renunciar al punto de partida por un referéndum pactado y vinculante”. 3. “Partimos de un referéndum el 1-O y de una declaración política de independencia del día 27-O. Ahora lo que tenemos que conseguir, y este es el propósito del Govern, es hacerla efectiva”.
En el Consell Executiu del martes, Torra explicó las líneas maestras de su parlamento, al que antes le dio luz verde Carles Puigdemont en Waterloo. De todas maneras, en la conferencia Torra concretará más los conceptos: No tan solo no aceptará la sentencia del Tribunal Supremo, sino que está dispuesto a desacatarla en caso de que sea condenatoria (no concretará como lo hará, de hecho la forma más evidente sería abrir las celdas de los políticos presos). En cuanto al referéndum pactado, no es una posibilidad, sino la única para frenar la implantación de la república, lo que tiene consideración de ultimátum más que al Gobierno, al Estado. Y, finalmente, el establecimiento de la república catalana requerirá de “un momentum” que está dispuesto a buscar y concretar aunque no parece una tarea fácil ni sin altos costes.
La conferencia no detallará una hoja de ruta. El independentismo tiene una indudable aptitud para improvisar. Y una capacidad de adaptar el relato a cada nueva circunstancia. En el epílogo de su libro El quadern suís (Proa), Torra afirma que en cualquier proyecto lo importante son las lecciones aprendidas.
Pues no parece que sea el caso.