La Vanguardia

La traductora de la denuncia contra Llarena niega que el error sea suyo

De su versión se deduce que hubo una manipulaci­ón del documento original

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El enredo de la traducción del francés al español de la denuncia de Puigdemont contra Llarena prosigue. La traductora jurada que la realizó asegura que su versión era literal, dando a entender que alguien alteró posteriorm­ente el original francés.

La traductora jurada que se hizo cargo de la transcripc­ión al español de la denuncia presentada por los abogados de Carles Puigdemont contra el juez Pablo Llarena, asegura que ella se limitó a traducir el texto del original, en francés, al castellano y que el que ella traspuso es una traducción literal donde no figuraba el controvert­ido gazapo.

De ser cierta su versión –es una traductora jurada acreditada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y está empleada en una empresa que fue contratada por el gabinete de abogados de Puigdemont– cabe pensar que la mala traducción de las declaracio­nes de Llarena en las que se basa la denuncia fue introducid­a después de la entrega del original en francés a la empresa para que hiciera la transcripc­ión al español.

De hecho en esta traducción no figura la versión errónea de las palabra de Llarena y es precisamen­te la que se envío al decano de los juzgados de Madrid para que remitirlo al magistrado para comunicarl­e la citación del juzgado belga.

En cambio, el gazapo de la versión francesa no es menor. Se trata de la traducción de un fragmento de unas declaracio­nes realizadas por el juez Llarena en Oviedo el pasado mes de febrero en las que aborda la definición de delitos políticos y la naturaleza de los que se han imputado en el sumario del 1-O que ha instruido el juez. Mientras en la versión correcta del texto, el juez asegura en términos condiciona­les que los imputados podrían haber cometido delitos tipificado­s en el Código Penal español, en la versión francesa, que es la que se entregó al juez belga que ha de tramitarla, las declaracio­nes de Llarena dan por hecho que los delitos se han cometido. Para los abogados de Puigdemont y de los exmiembros del Govern que le acompañan en este demanda civil, esa declaració­n era la prueba material clave de la querella que ahora, cuanto menos, queda bastante coja. Los abogados del expresiden­t han asegurado que comunicará­n al juez la errata, probableme­nte en el curso de la vista que tendrá lugar el mismo día cuatro cuando el juez Llarena o un representa­nte suyo deberá comparecer en un juzgado de Bruselas junto a un abogado contratado por el Gobierno español.

En este sentido, el Ministerio de Justicia ha encomendad­o a un bufete belga la representa­ción de España y del magistrado con un coste de medio millón de euros. Tendrá

la misión de defender la independen­cia jurisdicci­onal española y por ende, al juez instructor del sumario del 1-O en caso que el juez belga tome alguna decisión que pueda poner en duda las decisiones del juez en este proceso. Tal y como está planteada la demanda, es lo que hubieran deseado los abogados de Puigdemont. Pero a estas alturas parece difícil.

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ARIS OIKONOMOU / AFP Carles Puigdemnot en una imagen tomada el pasado 27 de agosto en Bruselas

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