La Vanguardia

La necrópolis de La Sagrera es de extensión desconocid­a

En las obras de construcci­ón de la estación de alta velocidad ya se han recuperado 440 cuerpos desde el2011

- SANTIAGO TARÍN

La línea del AVE tiene que situar definitiva­mente a Barcelona en el siglo XXI, pero de momento la ha llevado al XVII. En una especie de viaje en el tiempo, los arqueólogo­s están terminando la campaña de excavación al inicio de la rambla Prim, donde afloraron fosas de la guerra de los Segadors. En este momento ya se ha trabajado en 80 tumbas en las que han aparecido 440 cuerpos del ejército de Felipe IV, que posiblemen­te fueron víctimas de la peste.

De la aparición de este necrópolis dio cuenta la edición de La Vanguardia el pasado día 24. Ayer, el responsabl­e de intervenci­ones arqueológi­cas del Servei d’Arqueologi­a de Barcelona, Josep Pujadas, explicó sobre el terreno el hallazgo.

Lo cierto es que se trató de un descubrimi­ento inesperado, producto de las prospeccio­nes que siempre se realizan sobre la línea del AVE. En 2011, al trabajar cerca de un antiguo colector, se encontró la primera fosa. En 2012 continuaro­n las tareas, que arrojaron el resultado final de 12 fosas y 182 cuerpos. Cuando acabe esta campaña, habrán salido a la luz 68 más y 358 cadáveres. O sea, que en total, desde 2011, ya han aflorado 80 fosas y 440 enterrados, y hay localizada­s otras dos fosas más. La mayoría de las inhumacion­es son colectivas, y en una de ellas se han rescatado ya 60 cuerpos. Aún no hay una contabilid­ad definitiva. Uno de los arqueólogo­s que trabajaba ayer en una de las tumbas múltiples no se atrevía a aventurar cuantas personas había allí, porque es posible que existan varios niveles.

La inmensa mayoría son hombres jóvenes, de los 15 a los 35 años, de una importante fortaleza física. La tesis imperante es que se trata de soldados del ejército de Felipe IV que sitió Barcelona entre 1651 y 1652, durante la guerra de los Segadors. Es lo más verosímil, debido a ciertos restos cerámicos encontrado­s y a que la cartografí­a histórica señala que en ese tiempo había un gran campamento de estas tropas cerca de donde está la iglesia de Sant Martí dels Provençals. Otro dato que

Las fosas apareciero­n de forma inesperada cuando en el 2011 se excavó cerca de un antiguo colector

contribuye a la datación es que las tumbas están en los terrenos que circundaba­n una antigua masía, Can Nyau, pero no bajo ella. Fue construida a principios del XVII, lo que quiere decir que el cementerio es posterior a la edificació­n.

Para acabar de comprobarl­o, los cuerpos serán trasladado­s a los depósitos del Museu d’Història de Barcelona en la Zona Franca, donde se hará el carbono 14 y estudios antropomét­ricos. Se piensa que murieron de la peste que en aquel tiempo azotó Barcelona y que asoló la ciudad. Puede que también afectara al ejército que llevaba a cabo el sitio. En cuanto a las tumbas en sí, no se conservará­n: son simples agujeros en las arcillas, que ya no aportan nada de interés.

Las fosas que se han encontrado están muy cerca del inicio de la rambla Prim, en el distrito de Sant Martí, frente a la frontera entre Sagrera y Sant Andreu. A su lado circulan las vías de los trenes de cercanías, pero lo cierto es que no se conoce a ciencia cierta la extensión de la necrópolis. Las excavacion­es se llevan a cabo en lo que serán los accesos viarios a la nueva estación, pero de momento son la puerta de entrada a la guerra del siglo XVII.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Viendo el pasado. Un grupo de arqueólogo­s trabaja en una fosa común donde aún no saben cuántos cuerpos hay
ANA JIMÉNEZ Viendo el pasado. Un grupo de arqueólogo­s trabaja en una fosa común donde aún no saben cuántos cuerpos hay

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