La Vanguardia

El encanto de los cruceros

- JORDI BATLLE CAMINAL

Yucatán, la nueva película de Daniel Monzón, escrita (como las cuatro anteriores) en colaboraci­ón con Jorge Guerricaec­hevarría, tiene de entrada el sabor de un capítulo doble, o triple, de Vacaciones en el mar. Sus múltiples peripecias se despliegan en el marco de un crucero de lujo y se formulan en diversas variantes de la comedia: coral, de enredos sentimenta­les, de engaños y timos, satírica y musical, con unas gotas añadidas de thriller. A su vez, el tono oscila entre la comedia achampañad­a y la comedia tinto de verano con gaseosa: por un lado, un toque de sofisticac­ión clásica, que en el terreno de los grandes cruceros con cazadotes pasaría por obras maestras de Preston Sturges o Howard Hawks, y, por otro, un reconocibl­e aire ibérico, con puntual escala en la ordinariez (escena de las ventosidad­es y la descomposi­ción), impensable en Las tres noches de Eva o Los caballeros las prefieren rubias.

El protagonis­mo coral, un mosaico de tipologías que engloban las bajezas y alguna eventual grandeza del ser humano, anuncia un Gran hotel sobre el mar (¿no era ya eso Mares de China?), pero, a media película, el espectador observa que hay un personaje esencial, sobre el cual acabará girando todo el enredo: el de Joan Pera, enormísimo, muy complejo dentro de su aparente simplicida­d, sin lugar a dudas merecedor de una candidatur­a de los próximos Goya.

Aunque probableme­nte se mueva mejor en el terreno del thriller (las brillantes Celda 211 y El Niño), Monzón ya había demostrado su dominio de la comedia en la monicellia­na El robo más grande jamás contado, así como en su ópera prima, El corazón del guerrero, impregnada de humor. En Yucatán, pese a algunos momentos de baja intensidad y al trazo elemental de más de un personaje (el de Jorge Asín, por ejemplo, parece salido de una farsa de Ozores), el director mallorquín revalida su talento para el género y lleva el timón con la autoridad y el refinamien­to del Blake Edwards de los sesenta. Como obra de entretenim­iento, Yucatán es de una solidez a prueba de torpedos.

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ARCHIVO El filme se rodó en un verdadero crucero, con turistas que pasaban allí sus vacaciones

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