Domènech deja el escaño y la dirección de Catalunya en Comú
Abandona la política activa después de tres años para volver a la universidad
Xavier Domènech abandona la primera línea política para volver a sus clases en la universidad. Deja todos sus cargos, el escaño en el Parlament y la dirección de Catalunya en Comú y de Podem, tan sólo tres años después de haber dado el salto a la arena política. La difícil coyuntura en Catalunya y las tensiones internas en su partido, junto al componente personal, han provocado este final abrupto e inesperado.
El ya excoordinador de Catalunya en Comú se ha confesado “agotado” política y mentalmente. Ayer anunció su renuncia en un escrito en su cuenta de Facebook, en el que afirma que “después de una profunda reflexión es el momento de dejar todos mis cargos”. “Creo que es la hora de dar paso a nuevas personas con ideas frescas y la energía necesaria para llevar a cabo los retos que el país pide”, continúa.
El partido afronta ahora una difícil situación, con la renovación de cargos a medias, a las puertas de unas elecciones municipales trascendentales y con el reto de recomponerse después de las profundas discrepancias que generaron las elecciones internas de junio, en las que Domènech y Ada Colau mantuvieron un pulso por la dirección del partido, hasta que finalmente pactaron presentarse juntos.
La alcaldesa de Barcelona asumirá el mando en solitario hasta que el partido escoja a un nuevo coordinador –la dirección de los comunes es bicéfala–. Pero no será fácil sustituir a Domènech. Él ha sido una figura de consenso, el único capaz de cohesionar todas las sensibilidades dentro de la confluencia.
En su escrito, Domènech atribuye a motivos estrictamentes personales su decisión. En su vuelta a Catalunya después de haber ganado dos veces las elecciones generales tuvo un peso determinante su familia. Prefirió estar más cerca de los suyos. En el partido también consideraron que sólo él podía asumir la tarea de representar a la confluencia en las elecciones del 21-D, lo que es indicativo de la falta de liderazgos alternativos entre los comunes. Los resultados no fueron buenos, como el propio Domènech reconoce en su carta, y el partido quedó atrapado entre los dos grandes bloques en los que se divide la política catalana desde que se inició el proceso independentista. A Domènech le ha costado gestionar su llegada al Parlament y desde que comenzó la legislatura ha confesado a su círculo más íntimo las ganas de volver a su vida de profesor universitario.
En Catalunya en Comú reconocen que la renuncia de Domènech supone un “golpe durísimo” para el partido. El lunes él mismo viajó a Madrid para comunicarle a Pablo Iglesias e Irene Montero su decisión. El líder de Podemos pierde de esta manera su hombre de confianza en Catalunya, lo que podría repercutir en las relaciones de la confluencia con el propio Iglesias.
Colau agradeció ayer en otro mensaje en las redes el “enorme esfuerzo que ha hecho todo este tiempo” y reconoció que los comunes han exigido “demasiado” a Domènech. “Está bien, por honestidad, que nos preguntemos todos juntos si realmente era necesario que una sola persona asumiera tanta carga”, dice la alcaldesa. Colau también confiesa que ella misma ha pensado en dejar la alcaldía varias veces en el último año. “De momento resisto por responsabilidad”, asegura en lo que se puede interpretar como un reproche hacia el excoordinador .
Tanto Podemos como Catalunya en Comú celebrarán una reunión de urgencia esta semana para acordar los pasos a dar. En el Parlament, es probable que se incorpore al grupo Lucas Ferro, de Podem.
La difícil coyuntura política, las tensiones internas y motivos personales precipitan su renuncia