Merkel quiere a un bávaro en la CE
Hoy anuncia su candidatura a liderar la Comisión el presidente del PPE, Manfred Weber
Que Alemania manda y mucho en la Unión Europea nadie lo duda. Lo consigue gracias a su potencia como país, certificada aún más después de la crisis económica, y por la extensa red de altos cargos de su nacionalidad colocados en puestos estratégicos en las instituciones europeas. Muchas veces en segunda línea, con poder aunque con menos proyección pública. Ahora, la canciller Angela Merkel se ha decidido a desplegar su influencia para colocar a un alemán al frente de la Comisión Europea. Así se interpreta el apoyo que ha dado, de momento de forma oficiosa, vía filtraciones interesadas, a Manfred Weber, el actual presidente del grupo parlamentario Popular del Parlamento Europeo.
Con esta apuesta, Merkel mata a varios pájaros de un tiro. Maniobra para colocar a un alemán y además a un miembro de la CSU bávara, el partido con el que forma coalición y con quien, en los últimos meses, ha mantenido un feroz enfrentamiento a raíz de la política de inmigración y de refugiados. Si su iniciativa tiene éxito, un alemán presidirá la Comisión Europea, hecho que no ocurría desde los tiempos de Walter Hallstein en los sesenta, en un organismo tan distinto del actual que incluso llevaba un nombre distinto. Era la Comisión de la Comunidad Económica Europea.
Weber, de 46 años, ha hecho toda su carrera política en el Parlamento Europeo donde entró en el 2004 y fue escalando posiciones hasta presidir el principal grupo parlamentario de la Cámara. Fuentes del grupo popular lo dan como gran favorito para hacerse con la nominación de su partido, que se decidirá en el congreso del PPE en Helsinki el 7 y 8 de noviembre. “Ser el candidato de Merkel te da muchísimas opciodel nes” apuntan algunos, mientras que otros incluso avanzan que puede que acabe convirtiéndose en candidato único. Convencido de sus posibilidades, Weber anunciará oficialmente su candidatura hoy al mediodía.
Sus posibles rivales son el francés Michel Barnier, que ha ganado muchos puntos gracias a la forma en que está llevando la negociación del Brexit, y el ex primer ministro finlandés Alex Stubb. Weber tiene a su favor el apoyo de Merkel y su experiencia como negociador en una Cámara que, previsiblemente, en la próxima legislatura estará mucho más fragmentada por el auge de populistas y euroescépticos. Las dos grandes fuerzas ya no serán decisivas como lo han sido tradicionalmente, y harán falta muchos pactos a tres bandas para sacar adelante las grandes decisiones. Fuentes populares reconocen que Weber tiene una gran desventaja, su carencia absoluta de experiencia de gobierno. No ha sido ni primer ministro, ni ministro, sino que ha llevado a cabo gran parte de su carrera política en el Parlamento Europeo. Fuera de Bruselas, pocos lo conocen. En cambio, estas fuentes, destacan lo que califican de gran ventaja, que “representa un cambio generacional” en la política europea.
Weber se entrevistó el martes de la semana pasada con Angela Merkel, y poco después se empezó a filtrar a la prensa alemana el apoyo de la canciller a Weber. Si gana la nominación, se convertirá en el Spitzenkandidat, el candidato principal PPE, y como tal, aspirante a presidir la Comisión Europea. De esta jugada puede salir muy beneficiado el Partido Popular español, y en concreto su jefe de filas en el Europarlamento, Esteban González Pons, actual vicepresidente primero del grupo y que, si se va Weber, podría ocupar la presidencia. Sería la primera vez que un español preside este grupo, el principal del Parlamento. Este jueves y viernes, en la reunión del PPE en Viena, el presidente del PP, Pablo Casado, tendrá la ocasión de negociar con Mandred Weber su apoyo. Una de las contrapartidas podría ser el sostén para que González Pons le sustituya en la presidencia del grupo parlamentario. Actualmente el PP, con 17 escaños, es la cuarta fuerza del PPE, detrás de alemanes, polacos y franceses. Una buena posición para aspirar a la presidencia. Si Weber es nominado y se centra en la campaña electoral, el cambio podría producirse antes de finales de año.
La desventaja del aspirante es que no tiene experiencia de gobierno; su carrera ha sido el Europarlamento