Los ultrarricos españoles pasan de 233 a 579 en la crisis
Sólo 200.000 contribuyentes tributan cada año por causa de su patrimonio
El número de personas con grandes fortunas en España se ha multiplicado por 2,5 entre el 2007 y el 2016, según los datos sobre las declaraciones del impuesto de Patrimonio que hizo ayer públicos la Agencia Tributaria. En el 2007, justo antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y crediticia que dio el pistoletazo de salida para la gran recesión –la próxima semana se cumplen 10 años de la quiebra de Lehman Brothers–, Hacienda tramitó casi un millón de declaraciones por Patrimonio, de las que 233 correspondieron a los contribuyentes con una base imponible superior a los 30 millones de euros. En el 2016, la cifra subió hasta 579, 2,5 veces más. Aparentemente, la crisis ha quedado muy atrás para los que más tienen.
Pero la comparación –más allá de la credibilidad que se quiera dar a las estadísticas fiscales para reflejar una realidad social– no es en absoluto homogénea por distintos motivos. Para empezar, el impuesto de Patrimonio vigente en España en el 2007 no tiene nada que ver con el del 2016. El mínimo exento de tributar en los albores de la crisis era de únicamente 108.000 euros, mientras que en el 2016, con el impuesto transferido a las comunidades autónomas, se había situado en los 700.000 euros con carácter general. En Catalunya es inferior, de 500.000 euros.
El cambio del filtro de entrada explica que hace diez años presentaran la declaración de Patrimonio casi un millón de contribuyentes en España y hace dos años solo lo hicieran 197.000. Aparte del mínimo exento, otro factor distorsionador de la comparación es que una de las comunidades más ricas y con mayor concentración de rentas altas y patrimonios importantes, Madrid, tiene aún a día de hoy la exención total del impuesto de Patrimonio, aunque están obligados a presentarla todos aquellos cuya base imponible supere los dos millones de euros. En Madrid –como en todas partes–, los ricos también lloran, pero quizás un poco menos.
¿Cuánto engordaría la lista si se incluyeran los contribuyentes de Madrid, que es ya la única comunidad con la exención total de Patrimonio? Es difícil o imposible saberlo. “Como no hay sanción ni un celo especial de la Hacienda madrileña en esta materia precisamente a causa de la exención, muchos de los obligados tributarios –en especial, los que superan el mínimo por muy poco– no la presentan”, comenta un abogado fiscalista. Solo con que lo hicieran en una proporción similar a la de Catalunya, habría que añadir a la lista entre 70.000 y 90.000 contribuyentes más, según otro fiscalista consultado.
Aún hay un tercer elemento adicional que obliga a matizar las conclusiones apresuradas: la amnistía fiscal del 2012. La oportunidad que dio el Gobierno de Mariano Rajoy a los evasores fiscales de regularizar sus situaciones irregulares con Hacienda contribuyó a elevar tanto el número de declarantes del impuesto de Patrimonio en los años siguientes como, especialmente, las grandes fortunas. Del 2011, el año anterior a la amnistía, al 2012, los declarantes con bienes con una valor superior a los 30 millones pasaron de 352 a 443, un 26% más. Teniendo en cuenta que la crisis todavía golpeaba con fuerza al país, el incremento es significativo.
Con todo, el mayor inconveniente para intentar radiografiar el reparto de la fortuna en España con los datos de Patrimonio está en la estructura misma del impuesto. Las exenciones a las empresas familiares o sociedades holding, la disparidad de criterios por comunidades autónomas o la no actualización a valor de mercado de muchos de los activos distorsiona el análisis. “¿579 megarricos en España? Me parece irrisorio. ¡Si solo yo conozco a 150!”, comenta el máximo responsable de banca privada de una destacada entidad financiera.
Más allá del número de declarantes por Patrimonio, la duda es si tiene sentido mantener el impuesto. Entre los 34 países de la OCDE, solo está vigente en España, Francia, Noruega y Suiza. Y, al menos en España, con una aportación baja. La recaudación supera escasamente los 1.000 millones de euros al año, pero los más adinerados apenas aportaron 107 millones. Solo 210 de los 579 que declararon más de 30 millones pagaron. Su factura tributaria media fue de 510.300 euros.
COMPARACIÓN COMPLICADA Entre el 2007 y el 2016 ha habido numerosos cambios en la base que permite el cálculo
BAJA TRIBUTACIÓN Los que superan los 30 millones de patrimonio pagaron 107 millones por ello en el 2016