La mirilla de Bob Woodward
Donald Trump sobre su talento literario: “Es bueno pero también una pena” que la red social Twitter deje escribir ahora 280 caracteres porque “era el Hemingway de los 140 caracteres”.
Desesperación entre sus colaboradores: “El presidente se comporta y tiene la capacidad de comprensión de un niño de 5º o 6º grado”, dijo el secretario de Defensa, Jim Mattis, tras una discusión sobre Corea del Norte con Donald Trump.
“¡Matémoslo, cojones! ¡entremos y matémoslos a todos!”, ordenó Donald Trump después de que el presidente sirio Bashar el Asad lanzara un ataque químico contra su propio pueblo en abril del 2017. Mattis lo pasó por alto. “No vamos a hacer nada de eso. Vamos a hacer algo mucho más comedido”, dijo el máximo responsable de Defensa a sus colaboradores, y organizó una respuesta más convencional (un ataque aéreo) que luego el presidente firmó.
En la guerra de Afganistán “deberíais estar matando gente. No necesitáis una estrategia para
matar gente”, según el presidente. “¿Cuándo vamos a empezar a ganar guerras?”, interrogó, impaciente, a militares y miembros de su gabinete que intentaban explicarle la situación y los objetivos de la contienda.
“Cuando pones una culebra, una rata, un halcón, un conejo, un tiburón y una foca en un zoo sin vallas las cosas se ponen enseguida asquerosas y sangrientas. Eso es lo que pasa”, afirma el exjefe de gabinete de Trump, Reince Priebus, sobre las guerras internas entre las distintas facciones de sus asesores (familia, amigos, partido, Breitbart News...).
Insultos, insultos y más insultos de todos contra todos por la espalda. El fiscal general Jeff Sessions es “un retrasado mental”, “un tontorrón del Sur”, según Trump. ¿Priebus?: “Es como una pequeña rata escurridiza, no hay que hacerle caso”, dijo Trump a su exasesor Robert Porter, que dimitió por malos tratos a sus parejas. ¿El presidente? “Es un idiota.Es inútil intentar convencerlo de nada. Ha descarrilado. Esto es una casa de locos”, dijo de Trump su actual jefe de gabinete, John Kelly (él niega haber usado esas palabras). “Es un imbécil”, concluyó Rex Tillerson, luego despedido como secretario de Estado, después de una discusión con el presidente sobre Afganistán.
“No testifique” ante el fiscal especial, Robert Mueller, le aconsejó el jefe del equipo de abogados de Trump, John Dowd ,antes de dimitir. “Es eso o el mono naranja” (el atuendo de los presos en Estados Unidos).