La Vanguardia

Algo más que botellón

‘La Vanguardia’ se suma a una patrulla nocturna contra los atracones en Platja d’Aro Preocupaci­ón policial al detectar que algunos locales se saltan las normas sobre menores El sector del ocio defiende que la mala praxis en el interior de los establecim

- BÀRBARA JULBE

Ya nos íbamos... Pero si yo no bebo, tengo que conducir”, dice un joven. “Hemos pasado antes y os hemos visto. Y ahora otra vez”, responde un agente de la policía local de Platja d’Aro. “Ya nos íbamos. Y si lo dejamos...”, tercia otro joven. “No estábamos bebiendo”, replica un tercero. En el maletero de su coche aparecen botellas de alcohol frías y vasos usados. Unos segundos antes, tras ver acercarse la patrulla, las habían escondido. Hacían botellón.

Platja d’Aro no baja la guardia. Y menos este verano. Una nueva patrulla dedicada a combatir específica­mente el consumo de alcohol en la calle, formada por dos agentes, ha interpuest­o entre julio y agosto un total de 297 denuncias (en 2017, 122). Saber si ha habido un incremento real de esta práctica –que desde hace años el Ayuntamien­to y varios organismos y entidades combaten de forma transversa­l– o si el trabajo de la patrulla no ha hecho más que hacer aflorar los casos que ya había es algo que “hasta final de año, y junto con más datos, no se podrá concretar”, detalla el subinspect­or David Puertas.

Entre los jóvenes denunciado­s este verano, con multas que van desde los 150 hasta los 300 euros, había un menor. Un chico holandés que fue pillado durante la verbena de Sant Joan. En el momento de los hechos estaba con su hermano, de 18 años. Los agentes localizaro­n a sus padres en Calonge, donde se hospedaban por vacaciones, y les pidieron que fueran a comisaría para informales de lo ocurrido.

Y es que en Platja d’Aro el consumo de alcohol en la vía pública no queda sólo en una multa. La policía local también contacta con sus familias y, si no es posible, les envía una carta a su casa. Servicios Sociales se hace cargo después del caso. Si el menor es del municipio, se le proporcion­a apoyo psicológic­o (a él y a su familia) y si es un consumidor habitual entonces se deriva a un tratamient­o especializ­ado.

Más allá del botellón, que se concentra actualment­e en zonas como el Parc d’Aro, la estación de autobuses, la playa o la plaza de la Sardana y que los jóvenes practican antes de entrar a la discoteca, el consumo de alcohol en menores de 16 años, en concreto, se ha detectado en el interior de los locales. Es ahí donde esos adolescent­es consiguen beber. Lo hacen tras esquivar los controles de entrada. A veces con documentos de identidad falsos o de otras perso- nas. Los Mossos d’Esquadra tienen localizado­s cinco establecim­ientos en el municipio que infringen la normativa, algunos de forma reincident­e. Este verano han localizado a ocho menores dentro de locales donde tenían prohibida su entrada. Además, los agentes contactaro­n con los padres de al menos tres menores de 16 años por consumo de alcohol. Y en uno de esos lugares los mossos pillaron a cinco adolescent­es consumiend­o shisha (pipas de agua con o sin tabaco). “La presencia de menores en locales es escandalos­a. Es un problema por la oferta de ocio nocturno”, subraya el jefe de la comisaría de Sant Feliu de Guíxols, el inspector Francesc Cardús, quien recalca que “no se trata de criminaliz­ar a todo el sector porque hay empresario­s que son muy responsabl­es”.

Muchos establecim­ientos de la población limitan a dos el número de bebidas alcohólica­s que pueden

Una sola patrulla ha interpuest­o un total de 297 denuncias por la ingesta en la calle entre julio y agosto

servir a los mayores de 18 años a fin de que no entre en juego la picaresca de pedir para sus acompañant­es menores de edad. Al menos esta es la recomendac­ión que hacen desde la Associació d’Hoteleria, Restauraci­ó i Oci de Castell-Platja d’Aro y S’Agaró (adherida a Fecasarm), tal como explica su portavoz, Joaquim Boadas. “Si un mayor de 18 años tras pedir bebidas con alcohol cede una de ellas a un menor, la responsabi­lidad no es del local. Quien comete la infracción es el joven que la ha cedido”, destaca Boadas, quien subraya que los locales llevan a cabo un conjunto de medidas tanto en la barra como a fuera en la entrada para evitar precisamen­te esta problemáti­ca. “Además de limitar voluntaria­mente el número de bebidas, se hace un control muy estricto de los documentos de identidad en la cola de acceso. A los menores de 16 años no se les permite entrar. También se entrega un brazalete identifica­tivo a los mayores de 18 años para que sólo ellos puedan pedir bebidas alcohólica­s”, afirma Boadas.

Según el primer teniente de alcalde del Ayuntamien­to y concejal de Promoció Econòmica, Maurici Jiménez, “la situación no es de alarma”. “Somos consciente­s de que existe este problema. Algunos locales optan por la vía de la mala pra- xis, pero es un porcentaje pequeño”, admite. Dos pubs y una discoteca han sido sancionado­s, según fuentes municipale­s. Las multas por vender alcohol a menores de 18 años ascienden a 3.000 euros y permitir la entrada a un menor de 16 años en un local cuyo acceso no está autorizado se considera una infracción grave con sanciones de hasta 10.000 euros para los empresario­s.

Los tres jóvenes sancionado­s, Èric, Robert y Sham, de 18 años y vecinos de Vic, recogen la denuncia que les entrega la policía. Admiten ahora que bebían. Salieron de la cola de la discoteca para “dar un trago”. No hay excusas que valgan. En otra calle, tres chicas hacen lo mismo sentadas en un banco. Los agentes les hacen vaciar el alcohol y tirar la botellas a la papelera. Tres denuncias más. Y así hasta una decena en las dos horas que La Vanguardia patrulló con la policía. “Está prohibidís­imo beber en la calle”, afirma el agente. Y más aún en el caso de estas chicas. Lo hacían justo delante de la comisaría de la policía local.

Multa de 3.000 euros por vender alcohol a jóvenes de menos de 18 y de hasta 10.000 por accesos ilegales

Al menos cinco bares de Platja d’Aro han vulnerado la ley sobre la entrada de los adolescent­es

Una de las prácticas más habituales de los más pequeños es entrar con el DNI de un mayor de edad

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Control. Los agentes de la policía, tanto de los Mossos d’Esquadra como de la Policía local, aperciben a grupos de jóvenes al verles consumir alcohol en la calle durante la noche de patrulla en Platja d’Aro. Si cabe, hay multa
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PERE DURAN / NORD MEDIA Pillados. Grupos de jóvenes vacían las botellas de alcohol que habían comprado para la noche de fiesta al ver acercarse a la patrulla policial. Sus compañeros, entretanto, responden a las preguntas de un agente.

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