La mitad de los hijos adoptados en el Este sufre daños por alcoholismo fetal
Tres hospitales ofrecen unidades expertas para evaluar y tratar el trastorno
La mitad de los hijos adoptados en Rusia y Ucrania en los últimos 17 años sufren trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF). Unos 2.000 niños, adolescentes y jóvenes en Catalunya. Se confirma así, con un amplio estudio llevado a cabo por Vall d’Hebron, el Clínic y Sant Joan de Déu y coordinado por Salut Pública y Adopcions, que aquella sorprendente gran demanda asistencial de padres adoptivos por problemas escolares, de neurodesarrollo, de comportamiento y de relaciones que mostraban sus hijos tenía un punto en común: el daño causado por el consumo de alcohol en su desarrollo fetal.
“Es el peor tóxico, el que más efectos graves tiene a corto y largo plazo en el desarrollo fetal, mucho más que la cocaína o los opiáceos”, recuerda Joan Colom, responsable de drogodependencias, que anunció de paso el refuerzo de la prevención en Catalunya, donde no hay datos oficiales de consumo de alcohol entre embarazadas. Aunque parece que es menor que en los países del Este.
Al principio parecía que la suma de problemas que se traducían en un enorme sufrimiento, un ir de psicólogo en psicólogo, de escuela en escuela, de pediatra en pediatra, tenía que ver con lo difícil que es para un crío recomponerse de un abandono y crecer en un entorno tan diferente al otro lado de Europa. Pero el principal causante era el alcohol.
El único estudio parecido se realizó en Suecia en el 2010 y daba resultados comparables. Fue esa investigación la que puso sobre aviso al resto de países europeos adoptantes.
En el estudio de Catalunya, realizado sobre una muestra de 162 niños y niñas de 13 años de media y que llegaron aquí con poco más de 2, la mitad está afectada. “La otra mitad no tiene ningún síntoma”, aclaran. Entre los que sí, un 40% tiene la forma más grave, el SAF, en el que coinciden rasgos físicos, retraso en el crecimiento y alteraciones del sistema nervioso central que causan problemas cognitivos, conductuales, de socialización y de aprendizaje. Una tercera parte tiene el llamado síndrome parcial, el siguiente en menor gravedad, en el que predomina el déficit de neurodesarrollo.
Salut por un lado y Adopcions por otro han elaborado un plan para hacer frente a esta realidad. Tres hospitales, Vall d’Hebron, Clínic y Sant Joan de Déu, ofrecerán unidades expertas en este trastorno para asegurar el diagnóstico y la evaluación de los afectados. Todo a través de la red pública, aunque Barnaclinic y Sant Joan de Déu también harán oferta privada. “Y formaremos al personal sanitario a todos los niveles asistenciales, desde los pediatras de atención primaria a los centros de salud mental infanto-juvenil, incluso a los equipo psicopedagógicos de las escuelas (EAP) de todos los territorios, para que ninguna familia se vuelva a encontrar con un ‘no sé que le pasa a tu hijo’”, explica gráficamente Joan Colom. Porque esa ha sido la respuesta que durante años se han encontrado las familias de afectados, aseguran las asociaciones Afasaf y SAF group.
Adopcions, por su lado, evaluará a los candidatos a padres adoptivos en estos países para asegurar que están bien informados y cuentan con las habilidades para ocuparse de críos que probablemente desarrollarán a lo largo de su vida problemas importantes. “No cerramos las adopciones en estos países, aunque ahora son muchas menos. Pensamos que la adopción internacional es para estos niños una última oportunidad de tener una familia”, aclara la directora del Institut Català de l’Acolliment i de la Adopció, Agnés Russiñol.
El TEAF tiene grados, pero el más abundante afecta al aprendizaje, el comportamiento, la talla y las relaciones