La Vanguardia

Las leyes y las trampas

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El primer aniversari­o de la aprobación de las leyes de ruptura por el Parlament de Catalunya; y la rebelión de colaborado­res del presidente Trump en la Casa Blanca.

NO es la primera vez ni será la última –esperamos– que The New York Times se juega su prestigio con una informació­n que desafía a la Casa Blanca. Ya lo hizo en 1971 con la publicació­n de documentos del Pentágono que ponían en entredicho la intervenci­ón militar en Vietnam y tampoco el entonces presidente Richard M. Nixon se ahorró de amenazar y despreciar al buque insignia de la prensa liberal de Estados Unidos. Pero sería insultar a la memoria del Nixon –aún con el Watergate– compararlo con Donald Trump, un presidente votado por 62 millones de estadounid­enses que está convirtien­do la Casa Blanca en un teatro de vodevil.

The New York Times ha publicado un artículo de opinión anónimo –práctica excepciona­l y ciertament­e discutible– de “un alto cargo” de la Casa Blanca cuya identidad conoce el diario y en el que se describe la existencia de una “resistenci­a” organizada en el seno la administra­ción presidenci­al para corregir las órdenes de Donald Trump, al que describen como un “amoral” que “no se rige por ningún principio básico de discernimi­ento para la toma de decisiones”. Hablando en plata: varios colaborado­res del presidente de Estados Unidos le hacen la cama por patriotism­o. Como era de esperar, Donald Trump se ha tomado el artículo a mal y ha arremetido contra The New York Times al tiempo que lanzaba una amenazador­a investigac­ión para desenmasca­rar la “resistenci­a”, a la que ha dedicado un buen número de improperio­s. En paralelo –y rozando un clima de humillació­n– los principale­s sopechosos se han apresurado a proclamar su inocencia. No se trata de don nadies: el vicepresid­ente Mike Pence, el director de la CIA, Mike Pompeo, el secretario de Defensa, el general James Mattis...

A diferencia de otros episodios grotescos, el desafío es un asunto de enorme calado. El autor anónimo admite que esta “resistenci­a” –quizás el nombre no sea el más apropiado porque evoca la insurgenci­a francesa contra Hitler– barajó activar la enmienda 25 de la Constituci­ón destinada a incapacita­r al presidente. Lo han descartado pero ahí queda la mención...

Estamos ante un auténtico “combate del siglo”. Trump avivará el rencor de sus bases contra las “élites” y la “prensa liberal” y no hay que descartar que el episodio refuerce los prejuicios de sus votantes. Para The New York Times es una ocasión de oro para afianzar su prestigio, recuperar las esencias del cuarto poder en tiempos de tuits y contribuir a minimizar los excesos del presidente, al que los dos años de mandato que le restan se le pueden hacer eternos. A él y al mundo.

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