La Vanguardia

“Todo aquello fue una ficción”

Joan Coscubiela, uno de los protagonis­tas del debate, rememora aquel episodio

- MAITE GUTIÉRREZ

La intervenci­ón de Joan Coscubiela en el debate de la ley de Transitori­edad puso en pie a los diputados de Cs, PSC y el PP, y muchas personas no independen­tistas vieron en él un salvavidas al que aferrarse en esos momentos de profunda confusión. Fue una especie de “venceréis pero no convenceré­is” lanzado al independen­tismo. Con la perspectiv­a que da el paso del tiempo, el ex diputado de Catalunya Sí que es Pot define los convulsos plenos de septiembre como “un punto de no retorno”. “Es el momento en el que confluye y coge forma esa estrategia que convirtió la gran ilusión colectiva del soberanism­o en una gran ficción y la astucia en estafa”.

Coscubiela no define lo ocurrido como un golpe de estado, tampoco como desobedien­cia. “No tenemos conceptos para definirlo”, pero sí insiste en que esos días se puso de manifiesto “una fuerte degradació­n de la cultura democrátic­a y del Parlament” que, según él, persiste un año más tarde. La ley de Transitori­edad “estuvo a punto de no discutirse por las dudas internas y las discusione­s” dentro de Junts pel Sí. “Finalmente se impusieron los que eran partidario­s de quemar las naves”, rememora. ¿Lograron lo que pretendían? “Ese día será descrito por la historia como un gran retroceso nacional para Catalunya”.

Aún así, considera que no parece que se hayan aprendido las lecciones de esos días. “Si eso fue una jugada de farol, lo que no puedes hacer meses después es seguir jugando de farol; lo que cambia son las banderas de la ficción: entonces eran las leyes de desconexió­n y las estructura­s de estado, hoy el hacer república y afirmar que el 1-O fue un referéndum de autodeterm­inación”.

“El independen­tismo no ha tenido tiempo suficiente para digerir que todo aquello fue una ficción política”, resume. ¿Hay motivos para la esperanza? “A corto plazo, sobre el fondo del conflicto, estamos en peores condicione­s de encontrar una solución que hace un año, porque la polarizaci­ón ha hecho que la fractura de Catalunya en comunidade­s aisladas y confrontad­as sea más importante”. Cualquier solución, subraya, pasa por construir “espacios de diálogo y de puente”, un horizonte que, de momento, está limitado “por la actuación de los tribunales”. “Será complicado pasar a una nueva etapa antes del juicio a los líderes soberanist­as y las municipale­s, hay que intentarlo por responsabi­lidad, pero lo veo complicado”.

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