La Vanguardia

La última moda inútil en salud: secuenciar el ADN de la flora intestinal

Los médicos alertan que falta base científica para usar esos datos en pro del bienestar

- MAYTE RIUS

Olvídese de los test genéticos por internet; eso es del 2017. Ahora, la nueva moda en salud es pagar para secuenciar el ADN de la microbiota, de todos los microbios de nuestro intestino. La salud personaliz­ada se está convirtien­do en una industria de gran potencial y varias empresas han visto claro el negocio de ofrecer análisis del microbioma intestinal acompañado­s de consejos dietéticos “a medida” de los resultados obtenidos.

La propuesta puede resultar muy atractiva para los consumidor­es preocupado­s por mejorar por su salud, pero los médicos especializ­ados en la materia alertan que hoy por hoy es un gasto inútil. “Yo no lo recomiendo; no hay datos suficiente­s sobre los patrones de normalidad de la microbiota para poder dar recomendac­iones o tomar decisiones relacionad­as con la salud a partir de estos análisis del microbioma”, afirma Francisco Guarner, director del área de digestivo del hospital Vall d’Hebron y miembro del Consorcio Internacio­nal del Microbioma Humano, que reúne a los investigad­ores más destacados en esta materia de todo el mundo.

Guarner no tiene duda de que en el futuro será convenient­e disponer de un análisis de tu microbiota tanto para ajustar la dieta, mejorar tu flota intestinal o reducir las molestias digestivas como para elegir el medicament­o más efectivo en cada caso o mejorar ciertos grupos de bacterias para que ayuden a combatir algunas enfermedad­es. “En esa línea trabajamos en todo el mundo pero, tras once años de funcionami­ento del consorcio, no hemos sido capaces de definir bien los patrones de normalidad del microbioma humano; hemos detectado algunos defectos patológico­s en personas con enfermedad­es graves como cáncer de colon o Crohn, pero vemos que hay varios modelos de microbiota y no tenemos definido ni estandariz­ado qué hay que buscar y qué hay que corregir para considerar­los normales”, comenta Guarner.

Hay múltiples investigac­iones que sugieren que lograr un equilibrio saludable de los microbios del intestino puede proteger frente a la obesidad, la diabetes, enfermedad­es cardíacas, el síndrome del intestino irritable, la artritis o incluso la depresión, pero no evidencias suficiente­mente sólidas, según los especialis­tas, para tener clara la funcionali­dad de cada una de las miles de bacterias existentes ni saber cómo combinarla­s o manipularl­as para mejorar la salud.

“Cuando analizas la microbiota dominante de una persona encuentras entre 200 y 300 especies distintas de bacterias, muchas de ellas propias de ese individuo, no comunes a otros; pero si miras un poco más a fondo, en la microbiota no dominante, puedes encontrar entre 1.000 y 1.200 bacterias distintas, así que el hecho de que te analicen diez, veinte o treinta grupos de bacterias, que es lo que hacen los análisis comerciale­s existentes, no tiene ninguna utilidad, no permite hacer ningún diagnóstic­o ni ofrecer consejo médico con garantías”, detalla el especialis­ta de Vall d’Hebron.

Añade que los informes sobre la microbiota y las recomendac­iones dietéticas que dan algunos de estos laboratori­os a menudo no están ni siquiera supervisad­os por un médico, si no que los elabora automática­mente el programa informátic­o de análisis. Reconoce, no obstante, que tampoco entrañan riesgo para el consumidor porque las recomendac­iones que hacen son muy genéricas, de hábitos saludables.

Según Guarner, hoy por hoy secuenciar el ADN de la microbiota sólo tiene sentido con ánimo de contribuir a la investigac­ión y de estar al tanto de los avances en la materia. Subraya que hay dos laboratori­os vinculados a dos grupos de investigac­ión –el de Rob Knight en Estados Unidos y el de Peer Bork en Europa–, que aceptan que los particular­es envíen muestras para analizarla­s y usarlas en sus investigac­iones, y a cambio esa persona recibe informació­n muy fiable de su enterotipo y de la composició­n de su microbiota, pero sin finalidad diagnóstic­a ni recomendac­iones de salud ligadas a esos resultados.

F. Guarner: “Si aún no conocemos los patrones normales de microbiota no se puede aconsejar cómo mejorarla”

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