Mujeres pegadas al teléfono
Las actrices de ‘Las chicas del cable’, embajadoras de la ‘sororidad’ en Instagram
Delante de las cámaras, ellas conectan llamadas. Las chicas del cable, las protagonistas de la serie de Netflix que hoy estrena la tercera temporada, se están todavía acostumbrando a las cabinas telefónicas que empezaron a instalarse en Madrid en 1928 y proliferaron desde entonces. Y, si sus personajes pudieran mirar un atisbo del futuro ni que fuera por una cerradura, se quedarían de piedra: del mundo de las telefonistas donde las conversaciones no tenían intimidad a un presente donde el star-system literalmente depende del móvil que tienen en las manos.
Antes de sentarnos con Blanca Suárez en el ático del Soho House de Barcelona, ya sabemos que ha desayunado dos tostadas con huevos poché, salsa holandesa y embutido, un croissant y zumo de naranja. Lo había publicado en sus stories de Instagram, donde tiene 2,6 millones de seguidores. “En nuestro caso, tenemos redes sociales como complemento y como una forma de comunicarnos con el mundo. No me lo tomo como trabajo puro y duro. Si es cierto que hay un punto en el que la publicidad y las marcas se fijan en ti. Eso ya es otra cosa. Pero lo fundamental es que nosotras no vivimos de las redes sociales. No planificamos tanto lo que publicamos”, explica Suárez, que comienza la temporada estrenando maternidad, vestida de novia y lista para casarse. ¿Con Yon González o con Martiño Rivas? Esta es la cuestión.
Su visibilidad en las redes sociales ha permitido que Las chicas del cable sean, ni de forma inconsciente, embajadoras de la sororidad, ese concepto que el feminismo emplea para referirse a la solidaridad entre mujeres. En la serie, las cinco telefonistas se ayudan de forma incondicional, ya sea encubriendo un asesinato, como en la segunda temporada, o buscando un ser querido, como en esta tercera, que renueva todas las tramas con un salto temporal gentileza de los guionistas. En la vida real, a través de sus vidas móviles, se puede ver la buena sinsobre tonía entre las cinco actrices. “Puede sonar manido pero creo que es cierto que si nos unimos podemos con todo. Y las escenas donde estamos todas juntas hay brillo, son las secuencias que más me gustan”, cuenta Maggie Civantos sobre su experiencia como Ángeles, un personaje que le hizo cambiar la perspectiva. No entendía del todo el feminismo hasta que se documentó la situación de las mujeres en los años veinte con la ayuda de un libro de la escritora Nuria Varela. “Fue como quitarme una venda de los ojos”, dice ahora convencida.
Pero, hablando otra vez de las redes sociales, ¿qué podemos aprender de las chicas que suben contenidos sin cable? “Hay que ser lo más auténtico posible. A veces tienes que poner un producto o algo de trabajo en la foto, pero debe mantener esa autenticidad y esa esencia tuya”, recomienda Ana Polvorosa, que se ha enfrentado a un reto con los nuevos episodios, con su personaje transexual empezando a vivir como Óscar en la intimidad. El secreto para Civantos es la naturalidad: “Me gusta que las actrices que sigo y no conozco sean naturales, que sean cercanas. Me engancha. Hay demasiada tendencia a idealizar actrices y cantantes, y así se puede ver que es un oficio”. Para Ana Fernández lo importante es mantener la magia: “Tenemos una profesión que tiene algo mágico, que viene de Hollywood y de las alfombras rojas, y no puedes quitar esta magia”. Y, sobre todo, no hay que pasarse. “Si lo cuentas todo, ¿a ti qué te queda?”, advierte Nadia de Santiago.
“Lo que sí es verdad es que ahora mismo los contratos incluyen las redes sociales y antes no. Pero no te voy a decir exactamente lo que dicen estos contratos”, se despide Suárez con una sonrisa. Quizá para la cuarta temporada ya habremos salido de dudas acerca de esta nueva relación entre el cine, la televisión e Instagram.
Consideran que la clave para triunfar en redes sociales es ser auténtica, natural, pero mantener cierta magia