Desencuentros
Joven y prometedora cineasta emergente, la barcelonesa Elena Trapé ha repetido en el último Festival de Málaga (celebrado el pasado mes de abril) la proeza de Isabel Coixet, que precisamente es coproductora de su filme: conseguir los siempre codiciados galardones a la mejor película y mejor guión por Les distàncies. Aparte del premio a la mejor actriz, ganado por la muy activa Alexandra Jiménez. Es una película que se adentra en nuestros interiores y evidencias que los reencuentros entre amigos pueden desenterrar antiguos rencores y mentiras celosamente mantenidas en secreto, así como relaciones y deseos nunca revelados.
Un grupo de viejos amigos y antiguos compañeros universitarios deciden viajar de Barcelona hasta Berlín para visitar por sorpresa durante el fin de semana a un miembro del clan (personaje a cargo de Miki Esparbé) que ahora reside allí y va a cumplir 35 años. Están atravesando la llamada crisis treintañera y algunos encuentros pueden desembocar en desencuentros. Especialmente cuando la memoria, no siempre fiel a lo que en realidad aconteció, ha ido forjando una historia distinta o reavivando resentimientos en su día ocultados.
Estos jóvenes pertenecen a una de las generaciones pioneras de la comunicación poco comunicativa. Efectuaron el salto al universo del teléfono móvil, es decir, al de la instantaneidad que parece dominarlo todo. También almacenan en su recuerdo otras falsedades referidas a la necesidad de estudiar una carrera en la universidad y cursar un máster si en el futuro quieren encontrar un trabajo interesante y bien remunerado. La frustración ha sido enorme cuando han debido competir en una sociedad que se devora a sí misma y en la que rápidamente se pierde la inocencia y la ética. En esta película hablada en catalán y castellano, hay abundancia de espacios cerrados y un cierto toque teatral, especialmente en la parte final. Pero Elena Trapé crea una eficaz fluidez visual y demuestra ser una buena retratista de sentimientos y emociones.