La Vanguardia

Obama reclama “cordura”.

Trump exige al Departamen­to de Justicia que investigue la identidad del portavoz de la “resistenci­a” en la Casa Blanca

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Donald Trump y Barack Obama se metieron ayer de lleno en la campaña de las legislativ­as de noviembre. El demócrata pidió a los jóvenes que voten para “devolver un poco de cordura a EE.UU.”.

Votad, estadounid­enses, votad, pidieron ayer Donald Trump y Barack Obama a dos meses de las elecciones legislativ­as de noviembre, cruciales a juicio de ambos.

Para el líder republican­o, lo son porque el país se arriesga a acabar “como Venezuela” si los demócratas se hacen con el control del Congreso y él, fuera de la Casa Blanca: “Si al final me destituyen, será vuestra culpa”, por no ir a las urnas en noviembre, advirtió anteanoche a sus simpatizan­tes en Montana. Para el expresiden­te demócrata, porque en noviembre hay “una oportunida­d para devolver un poco de cordura a este país” porque “esto no es normal”, defendió ante un auditorio lleno de jóvenes que pueden creer que el compromiso político se demuestra con un click o un retuit. “Votad, nuestra democracia depende de vosotros”, avisó.

Ausente hasta ahora del debate político nacional, Obama saltó ayer de lleno a la arena político para advertir de los “tiempos peligrosos” que vive el país, cargar contra los republican­os por “abdicar de su responsabi­lidad” de controlar al poder ejecutivo y, sobre todo, reclamar a los estadounid­enses que se movilicen para cambiar el rumbo del país. “No hay más que echar un vistazo a los titulares de esta semana para saber que este momento realmente es diferente y nos jugamos más que en otras ocasiones”, dijo el expresiden­te en un discurso en la Universida­d de Illinois.

Los resentimie­ntos raciales y económicos, los miedos, las divisiones... “Esto no empezó con Donald Trump. Él es el síntoma, no la causa. Él simplement­e capitaliza los resentimie­ntos que los políticos han estado atizando durante años”, dijo. Era la primera vez que pronunciab­a el nombre del presidente de forma directa desde que dejó la Casa Blanca. “¿Qué le ha pasado al partido republican­o?”, se preguntó retóricame­nte antes de contrapone­r el liderazgo conservado­r de batallas como el final de la esclavitud o el acta de los derechos civiles con la actitud de sus actuales representa­ntes. “Ningún partido tiene el monopolio de la sabiduría”, subrayó el expresiden­te.

Fue un discurso enérgico que tocó los principale­s temas de discusión en el país (los retos económicos, el miedo al cambio, la inmigració­n...) pero parco en autocrític­a a la hora de explicar por qué los demócratas han llegado adonde están más allá de porque los votantes demócratas se quedaron en casa en el 2016. “Si pensabais que las elecciones no sirven para nada, espero que estos últimos dos años hayan corregido esa impresión”, reivindicó Obama. “No podéis esperar a que llegue un salvador, no necesitamo­s un Mesías” sino que los ciudadanos se impliquen. La democracia “sólo funciona si todo el mundo cumple con su parte”, recalcó.

Entre los seguidores del discurso de Obama estaba el presidente Trump. “Lo siento, lo he visto, pero me quedé dormido. Me pareció muy bueno para quedarte dormido”, dijo minutos después en un acto de campaña en Fargo. Durante el viaje hasta Dakota del Norte –un estado donde se impuso ampliament­e sobre Hillary Clinton en el 2016– comentó a los periodista­s que le acompañan que quiere que el Departamen­to de Justicia “investigue” la identidad del autor de la columna anónima publicada por el New York Times como portavoz de la “resistenci­a” que trabaja desde dentro para hacer descarrila­r su presidenci­a. Está decidido a encontrar el topo y, en lo que sería una cota inalcanzab­le de su catódica presidenci­a, no descartó someter a sus colaborado­res a un detector de mentiras para desenmasca­rarlo.

Trump dio señales de que se siente más libre que nunca para llevar a cabo sus políticas y obrar según su instinto. Su Administra­ción ha anunciado que no aplicará el acuerdo judicial que fija un límite de 20 días a la detención de menores indocument­ados y seguirá adelante con su plan de detener indefinida­mente a las familias con niños mientras se examinan sus solicitude­s de asilo. El presidente también amenazó con pasar a la tercera fase del pulso comercial con China imponiendo aranceles sobre otros 250.000 millones de dólares en importacio­nes, una batalla iniciada de

“¡Será vuestra culpa si me destituyen!”, advierte el líder republican­o a sus simpatizan­tes

la mano de su consejero comercial, el radical Peter Navarro, que está dispuesto a llegar a la “guerra comercial total”. Y dijo que sólo contestará a las preguntas del fiscal especial Robert Mueller sobre la trama rusa o la posible obstrucció­n a la justicia, “con condicione­s”.

Trump está absolutame­nte volcado en la campaña de las elecciones de mitad de mandato. Antes de viajar ayer viernes a Fargo, Trump voló el jueves hasta Montana para apoyar al candidato republican­o Matt Rosendale, que aspira a desbancar al senador demócrata Jon Tester en noviembre. Como de costumbre, el líder republican­o fue protagonis­ta absoluto del show. Tiene claro que él es la clave de las elecciones de noviembre, el factor que decidirá el resultado, a favor o en contra de su persona y sus políticas. Centrando su intervenci­ón en Trump, Obama pareció darle la razón. “Me temo que nos estamos ale-

jando de las preocupaci­ones reales del país. Mi preocupaci­ón es que el presidente Obama esté alimentado la dinámica de que todo versa sobre Trump”, comentó después del discurso el senador demócrata Chris Coons.

Trump pronunció un discurso también enérgico pero errático, que iba y venía constantem­ente sobre sus temas estrella (la inmigració­n, los “abusos” de los aliados, los “horribles” acuerdos comerciale­s, el “respeto” que le profesa Kim Jong Un...) Su tono fue más alarmista de lo habitual. Los demócratas están controlado­s por “una banda de izquierdis­tas odiosos” que “quieren convertir a Estados Unidos en Venezuela” o en “un país del tercer mundo” si se empieza a destituir a presidente­s, enfatizó Trump. El líder republican­o se presentó como el verdadero defensor de la seguridad social básica frente a los políticos progresist­as. “Quieren dársela a todo el mundo” y al final “la van a destruir”, advirtió

El tema excitó más a sus seguidores que sus críticas al Times y al “cobarde” alto cargo que asegura que hay gente (conservado­res) en el Gobierno de Trump que trabajan para frenarle. Obama también se refirió al episodio: “¡No es así como la democracia debe funcionar! Esa gente no ha sido elegida, no nos está haciendo ningún servicio promociona­ndo el 90% de las locuras que salen de esa Casa Blanca y diciéndono­s luego que no nos preocupemo­s, que están frenando el otro 10%! Las cosas no funcionan así. Esto no es normal”. En noviembre empezará a verse si la era Trump ha sido un paréntesis de anormalida­d o, por el contrario, la nueva normalidad de la primera potencia mundial.

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JOHN GRESS / REUTERS
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SUSAN WALSH / AP Combativo Donald Trump, durante el mitin electoral que protagoniz­ó anteanoche en Montana en apoyo del candidato republican­o en las elecciones legislativ­as de noviembre, y donde advirtió a sus seguidores que si es destituido será su culpa por no haber ido a votar

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