La Vanguardia

Acoso en el yacimiento

Una web recogió la denuncia de 327 casos: el 51% había sufrido abusos

- IGNACIO OROVIO

Un reciente estudio revela que más de 160 profesiona­les de la arqueologí­a han sufrido algún tipo de acoso sexual, una situación que se ve estimulada por las caracterís­ticas propias de las excavacion­es arqueológi­cas, donde se combina el trabajo físico y la convivenci­a de los investigad­ores.

Un estudio presentado ayer en el congreso que la Asociación Europea de Arqueólogo­s (EAA, en sus siglas en inglés) celebra hasta el domingo en Barcelona revela que más de 160 profesiona­les de la arqueologí­a han sufrido algún tipo de acoso sexual, según recoge una encuesta elaborada por varias arqueóloga­s afectadas. Ninguno de los casos recogidos ha tenido recorrido judicial.

“En el mundo universita­rio es generaliza­do este tipo de comportami­ento por parte de superiores jerárquico­s o académicos”, explica A.R., una de las impulsoras de la iniciativa, “y la arqueologí­a cuenta con unas especifici­dades, como trabajo de campo, con trabajo físico, y convivenci­a durante las excavacion­es, que pueden agravar el problema”.

Desde hace un par de años, este grupo de arqueóloga­s quería sacar a la luz la cuestión, tal como se ha hecho en Gran Bretaña, Bélgica o Chile. La campaña #MeToo, de denuncias de acoso sexual, acabó de espolear la iniciativa. Se abrió durante varias semanas una cuenta de Google Surveys, que hasta el pasado 10 de agosto recibió 327 respuestas. El 51% de ellas afirmaba haberse sentido acosada en algún momento de su trayectori­a profesiona­l; el 34% dijo no haber pasado por la experienci­a y el 14% dijo no saberlo. “Este es uno de los problemas –añadió esta fuente–, que tenemos tan interioriz­ados ciertos comportami­entos machistas y patriarcal­es que hay chicas que ni siquiera los reconocen como acoso y lo que sienten tras ser víctimas es culpa y vergüenza”.

La encuesta se distribuyó en redes profesiona­les y en la web de la propia EAA. En la universida­d “no conseguimo­s ningún tipo de apoyo”, lamenta la nota de prensa hecha pública ayer por el colectivo.

El 90% de los acosadores eran hombres, y en un 80% de los casos gozaba de una posición profesiona­l superior, dicen los resultados. Es más, en un 89% de los casos no hubo consecuenc­ias para el autor del abuso; algunas mujeres que denuncia- ron, por contra, han visto frenada su carrera profesiona­l y en algún caso incluso hubo un abandono de la misma, aunque las autoras del estudio reconocen no haber investigad­o hasta el fondo estos casos y se limitan a dejar constancia. Entre los hombres que respondier­on, sólo un 15% dijo haberse sentido acosado en alguna ocasión. No constan casos entre personas del mismo sexo.

En las denuncias –la identifica­ción era voluntaria– se relatan comentario­s, miradas obscenas o tocamiento­s deliberado­s, o casos en que el acosador “me tiró contra la pared” o “me pidió que le hiciera un masaje si quería aprobar”, entre otros ejemplos.

Tras hacer pública la encuesta, el grupo de trabajo prevé elaborar un protocolo de actuación para atajar esta clase de situacione­s, tanto en el ámbito estrictame­nte académico como en el trabajo de campo.

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ANA JIMÉNEZ Excavación de una fosa común de la Guerra Civil en Barcelona

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