La Vanguardia

¿De verdad no hay dinero?

- Susana Quadrado

Primera cuestión: Si ponemos a trabajar el cerebro dejando de lado las emociones y el estómago (la idea la tomo prestada no recuerdo de quién, gracias), puede ocurrir que alguien se dé de morros contra la realidad. ¿Y cuál es la realidad? Pues la que aparece en artículos como el que hoy publican Ana Macpherson y Javier Ricou en este diario y que, en resumen, nos pone los pelos como escarpias al describir la desesperac­ión de los médicos catalanes, hartos de seguir cargando sobre su nómina, su espalda y su paciencia con unos recortes que empezaron hace diez años y que nadie, y subrayo nadie, ha revertido pese a tantas promesas y más blablablá de que se iba a recuperar presupuest­o. “No hay dinero”.

Segunda cuestión: En la lógica del activismo independen­tista entra la mística, la lírica, la épica y la retórica en el discurso político. De acuerdo. La realidad, ¿cuándo? Lean, lean a Macpherson: fuga de médicos de Catalunya por la precarieda­d de los sueldos, la presión asistencia­l y la falta de inversión en nueva tecnología. Visto, oído y leído lo que tenía que contarnos el martes Quim Torra, a la periodista que esto escribe le asalta una duda: ¿JxCat tiene una propuesta concreta sobre qué hacer desde un gobierno independen­tista esta legislatur­a? Nos ocurre, al escuchar al president, lo mismo que leyendo al portugués y a los místicos en general. Recuerden aquel “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero”.

Tercera cuestión: Comento mis cábalas con un periodista de Política de esta casa y me avisa que estoy patinando, que el president nunca dijo que iba a hablar de acción de gobierno, que eso queda para los debates de política general. Qué bien, pienso, mientras cuento hasta tres: uno, dos y tres meses sin sesiones de control al Govern ni plenos en el Parlament. ¡Aló, Waterloo! Hace tiempo que parece claro que monopoliza­r la política con la coartada identitari­a no es una gran idea.

Cuarta cuestión: Causa una rabia enorme que los dirigentes catalanes se llenen la boca con la “excelencia” del sistema sanitario público. Todavía recuerdo la mención de Comín a la “Finlandia catalana”. Ay. Pero a la hora de la verdad se impone hacerse el sueco con las súplicas que salen de Urgencias, de los ambulatori­os, de las plantas de medicina interna, de los colegios profesiona­les, de los sindicatos. Que no se quejen luego de que la privada esté creciendo.

Y quinta cuestión: Hasta cuándo van a aguantar así los médicos, que se dejan la piel en el pellejo por la “excelencia”. No se pueden pedir sacrificio­s eternament­e. La resignació­n tiene un límite, votes a quien votes.

(...)

A Torra le duele España. Falta por averiguar si también le duele la realidad. ¿Va a hacer algo para resolver los problemas de la sanidad o no? Hasta ahora no ha sido así, y no da la impresión que las cosas vayan a ser ahora muy distintas. Ojalá me equivoque.

La realidad no tiene nada de lírica: tras diez años de recortes, los médicos están hartos de hacer sacrificio­s

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