Victoria Federica de Marichalar, la primera nieta real, cumple 18 años
Victoria Federica de Marichalar recibe la mayoría de edad desde la barrera de los cosos taurinos
Victoria Federica de Marichalar de Borbón se suma mañana a un club, el de las jovencitas que cumplen 18 años, en el que en los últimos meses han ingresado desde Andrea, la hija de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique, a Cayetana, hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera. Para sus coetáneas, la mayoría de edad supuso el fin del anonimato ya que la ley de protección del menor les permite mantener oculto su rostro. No es el caso de Victoria, Vic para la familia y amigos, pues desde su nacimiento, como primera nieta de los entonces reyes, Juan Carlos y Sofía y, al igual que sus primos, no ha gozado del derecho a la cara pixelada.
La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar nació el 9 de septiembre del año 2000. Sus padres llevaban cinco años casados y antes que ella, en 1998, había nacido su hermano mayor, Felipe Juan Froilán. Era la primera niña de su generación real, ya que hasta cinco años más tarde no nacerían sus primas Irene Urdangarin y Leonor de Borbón. Victoria fue una niña tímida y dulce, cuyas apariciones públicas contrastaban con las de su hermano, el travieso de la familia, cuyo extravertido carácter, tan borbónico, le convirtió en protagonista y líder de los nietos reales. La niña fue creciendo y pronto quedó claro que era una Marichalar de los pies a la cabeza o quizá una Sáenz de Tejada, ya que su figura alta y delgada parece heredada de su abuela paterna, la fallecida condesa de Ripalda.
La vida de Victoria, al igual que la de su hermano, cerró una primera etapa en 2007 cuando se anunció la separación de sus padres, que acabaron divorciándose dos años más tarde. La niña y su hermano abandonaron el hogar familiar en el señorial barrio de Salamanca y se fueron a vivir con su madre, primero a un chalet del barrio de la Fuente del Berro y luego a un piso cerca del parque del Retiro, todo en Madrid. Victoria y Felipe de Marichalar, que habían estudiado primaria y secundaria en el colegio de San Patricio , separaron sus caminos al llegar al bachillerato. Con 16 años, Victoria se fue a estudiar a Inglaterra, mientras su hermano debía ingresar en un internado tras algunos fracasos escolares. La niña, al parecer es muy buena estudiante, le gusta el ballet y la hípica para practicar y los toros como espectadora. El año pasado, tras su vuelta a Madrid para acabar el bachillerato en el colegio St. George’s, a Victoria Federica se la empezó a ver en las plazas de toros siguiendo la estela de su hermano Felipe que, como ella, había sido iniciado en la afición taurina por su madre, la infanta Elena y su abuelo, el rey Juan Carlos. Las plazas de toros han sido su reino y los toreros sus príncipes desde el inicio de la actual temporada, primero siguiendo a Gonzalo Caballero, uno de los nuevos toreros y últimamente como musa de Andrés Roca Rey, el diestro peruano convertido en la última figura de los ruedos. Victoria Federica tiene la responsabilidad de ejercer de nieta favorita tanto del rey Juan Carlos como de la reina y es una solícita hija tanto de su madre como de su padre. Es una joven bohemia, muy alejada de la imagen de otras chicas de alta sociedad más convencionales.
Victoria Federica ha conseguido llegar a la mayoría sin dar la nota; es una chica normal a pesar de llevar unos apellidos que llaman la atención. Hace unas semanas, un brindis de Roca Rey la colocó bajo los focos y en unas semanas será la protagonista de la fiesta de puesta de largo que le regalarán sus padres.
La infanta Elena y Jaime de Marichalar regalarán a su hija una fiesta de presentación en sociedad