Quintana espera demasiado
Sensacional victoria de Óscar Rodríguez, del Euskadi, en la durísima Camperona
El primer final en alto de los tres consecutivos que presenta ahora la Vuelta tuvo un sensacional vencedor, el joven (23 años) Óscar Rodríguez Garaicoechea, del Euskadi, capaz de mantenerse en una escapada con hombres de mucho peso y de pasar la mano por la cara a Rafal Majka en los últimos metros. Un triunfo de los que marcan perfil, de los que anuncian un corredor con futuro. Pero la jornada tuvo también una buena lucha entre los hombres de la general, con un primer balance de vencedores y vencidos.
El líder, Jesús Herrada, mantuvo el maillot rojo pero en la terrible subida final a La Camperona le pegaron un buen mordisco: 1m40s con Simon Yates, 1m46s con Nairo Quintana. El colombiano se ha situado tercero de la general y a sólo 8 segundos del británico. Pero la sensación, visto desde fuera, es que ayer podía haber hecho más daño. Cuando muy al final, en los últimos metros a vista de meta, incrementó el ritmo, Yates quedó descolgado con cierta facilidad. Pero en tan poco margen Quintana sólo pudo arañar seis segundos, un botín exiguo. Un ataque duro, pero tardío. La Camperona asustaba, y se entiende, porque es una subida realmente terrorífica. Hoy, con la llegada inédita a Les Praeres, y mañana, con los clásicos lagos de Covadonga, habrá todavía más terreno para sacudir la clasificación y definir las fuerzas de los aspirantes.
En la llegada a La Camperona destacó el papel de Enric Mas, acompañando a Quintana y Yates; la defensa más que notable de Valverde, Pinot y De la Cruz; la reacción de Miguel Ángel López después de tener un incidente mecánico en el peor momento, y la encomiable actuación de Gorka Izagirre, que había formado parte de la escapada del día y empezó a hacer eses sin querer avanzar en la parte final, esperando a su hermano Jon, que venía detrás, luchando con los primeros clasificados, y pedía ayuda.
En la meta, mientras Quintana
EL LÍDER SUFRE Jesús Herrada mantiene el maillot rojo, pero cede casi dos minutos en la parte final
valoraba positivamente el resultado (“cada segundo a favor se agradece”) y analizaba que la carrera “sigue abierta”, el vencedor del día, Óscar Rodríguez, y sobre todo su director, Jon Odriozola, eran la imagen de la felicidad. Este último explicaba: “Hemos llegado llorando como magdalenas en el coche, esto es el premio que necesitaba el equipo. He vivido un hecho que nunca viví como corredor, quizás porque yo era demasiado cobarde para un ataque así. Ahora mismo si bajara un helicóptero y se me llevara a casa podría irme con la satisfacción del deber cumplido”.