Las dudas de Alemania frenan la adopción de la tasa digital europea
El comisario Moscovici dice que luchará “hasta el último día” por implantarla
La propuesta nació en marzo con el apoyo de los cinco grandes, Francia, Alemania, Reino Unido, España e Italia, que aplaudieron la iniciativa de la Comisión Europa para acabar con la impunidad fiscal de que gozan las grandes empresas de la economía digital. Aprovechando agujeros legales y aplicando ingeniería transfronteriza, los Google, Facebook y Amazon consiguen minimizar sus impuestos sin infringir sin embargo la letra de la ley tributaria. A pesar de salir con el sostén de los grandes, en seguida se comprobó que la tasa digital levantaba una oposición considerable. Algunos países se escudaban en la supuesta ineficacia de la medida, considerando que los resultados recaudatorios serían escasos; otros planteaban que era necesaria una solución global, y no limitada al ámbito europeo.
Si el camino de la tasa digital era espinoso, ahora se ha complicado mucho más por las dudas que en los últimos días han embargado a Alemania, uno de los grandes promotores. Una filtración de un documento de trabajo del ministerio de Finanzas alemán recogía que no se podía “demonizar” a las tecnológicas, que no sería “eficaz”. La nota decía que “declarar públicamente que empresas como Google, Apple, Facebook y Amazon deben pagar sus impuestos en función de su cifra de negocios no es sostenible”. El propio ministro, Olaf Scholz, que había hecho de la tasa digital una de sus promesas de campaña, salió públicamente a quitar validez al documento pero sin dejar claras sus intenciones. Y ayer, en la reunión de ministros europeos de Economía en Viena, Scholz volvió a jugar a la ambigüedad resaltando la complejidad del asunto. Por un lado, manifestó que es esencial “impedir que se eludan los impuestos. Hemos lanzado una iniciativa junto a Francia y ahora se trata de encontrar formas adecuadas para garantizarlos”, pero también añadió que es un asunto “complicado y no puede haber soluciones sencillas”.
Es decir, Alemania no despeja las dudas, mientras otros grandes defensores de este impuesto a las tecnológicas, como la Comisión Europea, lo defienden a capa y espada. El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, afirmó que “luchará hasta el último día” por aplicar esta medida dado que es algo que reclaman los ciudadanos”. La gente no entendería que no la aprobáramos afirmó Moscovici, para añadir que no creía que Alemania se opusiera a la propuesta: “No puedo imaginar que Alemania la rechace. Pueden pedir precisiones, que lo calibremos y eso lo discutiremos”.
También la ministra española, Nadia Calviño, es firme partidaria de la tasa digital, con la que cuenta para ayudar a equilibrar los próximos presupuestos. Sobre la posición alemana reconoce que “ha habido informaciones contradictorias”, y que espera a escuchar directamente el posicionamiento por parte del ministro Sholz. También añadió que España trabaja en un borrador de impuesto digital, buscando un diseño técnico mejor. La ministra considera que este impuesto ayudará a crear un sistema fiscal más justo, para que las actividades en las plataformas digitales sean gravadas igual que las competidoras que tienen lugar en el mundo “real”. Algunos opositores a la tasa digital propuesta, como el ministro finlandés, Petteri Orpo, critican lo que consideran un escaso poder de recaudación. En la propuesta presentada por la Comisión Europea en marzo, se calculaba que un cargo del 3% sobre la cifra de negocios podría recaudar unos 5.000 millones de euros anuales. Cuando el anterior gobierno español, preparó de manera acelerada una tasa digital para hacer frente, entre otros aspectos, al aumento de las pensiones, calculó que recaudaría 600 millones de euros este año, y 1.500 en el 2019.
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