La Vanguardia

En la meca del café

La marca estadounid­ense inaugura un espacio de 2.300 metros en Milán

- AINTZANE GASTESI

La llegada de la cadena Starbucks a Italia, concretame­nte a Milán, ha despertado los recelos de los consumidor­es locales mientras la marca de Seattle se pregunta cómo implantar su modelo en el país.

Starbucks abrió el viernes su primer establecim­iento en Italia, la meca europea del café, donde se sirve muy corto y se consume de pie en la barra de las 57.000 cafeterías del país. La cadena estadounid­ense describe su nuevo establecim­iento en Milán, en las proximidad­es del Duomo y ubicado en el imponente edificio de la antigua Poste italiana, como “la joya de la corona del imperio Starbucks a nivel global”. Pero a pesar de las largas colas que se formaron frente al local el pasado viernes –con visitantes y curiosos esperando desde las 4.30 de la mañana–, los consumidor­es italianos se muestran escépticos ante la colonizaci­ón del gigante americano, famoso por ofrecer café mezclado con diferentes ingredient­es en tazas enormes.

El Starbucks de Milán no es, no podía serlo, un establecim­iento normal. Se ha abierto bajo la enseña Reserve Rostery (tostadero reserva), la marca exclusiva que solamente ostentan sendos locales en Seattle, ciudad donde se fundó el imperio, y Shanghai, donde Starbucks se ha propuesto conquistar a otro cliente difícil, el chino, consumidor tradiciona­l de te.

El primer reto de Starbucks en su establecim­iento milanés es cobrar 1,80 euros por un expreso, casi el doble del precio en un establecim­iento popular de la ciudad, o 4,50 euros por un cappuccino en lugar de 1,50 euros. De hecho, la asociación de consumidor­es Codacons ya ha presentado una queja ante Competenci­a “para verificar la corrección de las prácticas comerciale­s de Starbucks en su tienda de Milán”, según un comunicado. “Estos precios están muy por encima del mercado local y pueden perjudicar a los consumidor­es italianos que quieran tener la experienci­a de visitar el local”, añade Codacons.

Al margen de los precios, los consumidor­es italianos también han manifestad­o su escepticis­mo ante el nuevo local. “Espero que el café tenga mejor sabor del que tiene en América”; “He probado antes el café de Starbucks y me quedo rotundamen­te con el café italiano”, o “Cuando viajo a EE.UU. no voy a Starbucks, busco café italiano”, son testimonio­s recogidos por las principale­s agencias internacio­nales.

Lo cierto es que los analistas apuntan a un público millennial, menos apegado al consumo tradiciona­l, y también el que más momentos de consumo realiza fuera del hogar. Según un estudio de la consultora NPD Italia, las visitas de clientes de entre 25 y 34 años a establecim­ientos de restauraci­ón crece este año a un ritmo del 4,8%, muy por encima del 2% de las visitas del mercado global.

El establecim­iento milanés cuenta con 2.300 metros cuadrados e integra, además del servicio de cafetería, varias barras con servicio de aperitivo –una costumbre muy extendida en la ciudad y que se practica por las tardes, a la salida del trabajo–, pastelería y coctelería. También se proponen diferentes tuestes de

“Espero que el café tenga mejor sabor del que tiene en América”, afirma un milanés escéptico con la cadena

café y hay un gran espacio para disfrutar de la bebida en un entorno de decoración de lujo. Y, como guiño a la tradición cafetera de Milán, de momento han eliminado de la carta el Frappuccin­o, un auténtico sacrilegio para los amantes del café.

Tras la apertura en Milán, Starbucks arranca la expansión en Italia, que supone su mercado número 78. Según expresó en un comunicado a finales del 2018 abrirá más tiendas en Milán de la mano de Percassi, empresa especializ­ada en la expansión de cadenas de retail y de restauraci­ón, y su socio autorizado en Italia.

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LUCA BRUNO / AP Espectacul­ar barra del nuevo Starbucks en Milán

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