Queridos niños: ¡os vais a enterar!
Queridos niños y niñas de Catalunya, reserva alegre de la humanidad, perlas de los hogares, animadores de la tercera edad y futuros contribuyentes de mi pensión:
–¡El miércoles os vais a enterar! Durante tropecientas semanas y como somos europeos sólo para lo que nos interesa, habéis disfrutado de unas vacaciones inmerecidas que han dejado exhaustos a padres, abuelos y a la sociedad en general ya que dejáis mucho que desear fuera de vuestros hábitats naturales.
En 48 horas, os esperan las aulas. Me da igual que algunas sean barracones. A mi como si os reubican en el foso de los macacos del zoológico de Barcelona, ese que hay a la entrada y donde la gente arrojaba cacahuetes, colillas y alguna chincheta. Lo importante es que estéis ahí ilesos a la hora de la recogida.
No hace falta que montéis escenas chantajistas con llantos en los últimos metros porque todos sabemos que duran medio minuto y en cuanto os juntáis de nuevo con los demás salvajes empezáis a reíros de Oriol porque
El día de la vuelta al cole suscita tanta alegría que debería ser festivo en el calendario escolar
se sube mucho los pantalones, de la profesora que se ha echado novio italiano en un crucero y de las hamburguesas de tofu que os van a endilgar, sí o sí, a la hora del almuerzo.
Quiero que sepáis que en cuanto os dejen en el vestíbulo del centro educativo, la mayoría de madres se irán a celebrarlo en la cafetería más próxima porque os quieren mucho y necesitan compartir la pena de la separación. Y si os llevan vuestros padres, ni os cuento la pena...
Volver al cole es, en definitiva, uno de esos días maravillosos para la sociedad, tanto que merecería ser festivo en el calendario escolar. Si eso no se plantea es por una razón: los profesores os han añorado mucho estos dos meses y medio porque tienen vocación y sin vosotros no tendrían a quién inculcar conocimientos, civismo y respeto a la biodiversidad. No sería justo prolongar esta separación que les parte el alma. Ellos se merecen un aumento de sueldo, una novia en Falset y mucho más.
La escuela os hará libres porque es el único lugar del mundo en el que os cantan las cuarenta, anulan vuestro ego y os hacen ver que ni sois emperadores de Manchuria ni estrellas del pop, de modo que ya podéis espabilar y olvidar el verano del 2018 hasta alcanzar una edad respetable, cuando, llegado el caso, podréis contar a las futuras generaciones que los veranos de principio de siglo XXI eran otra cosa, siempre más divertida.
A poco que pueda, el miércoles me planto delante de un cole de buena mañana y abucheo a los niños que lloran y aplaudo a todos los progenitores que han alcanzado la meta del 12 de septiembre tras superar tan prolongada inactividad. Y, de paso, saco a hombros gratis –a diferencia de los capitalistas– a todas esas mujeres que ni han vivido ni les han dejado vivir.