Orfandad política

Muchos ciudadanos de Cataluña estamos huérfanos de partido político. Somos bastantes catalanes que estamos a favor del derecho a decidir; que nos gustaría una justicia ecuánime y justa y unas fiscalías no sujetas jerárquicamente al Ejecutivo.

Económicamente, a nivel de país, existiendo una cuota de solidaridad hacia el resto de las autonomías, habría que considerar las necesidades de Catalunya, tanto en infraestructuras y comunicaciones como a escala financiera y de representación internacional, premiando el esfuerzo de crear esta riqueza, con un reparto justo y consensuado.

Es obvio también que tener una lengua propia de una grandeza histórica y cultural debería ser un patrimonio firme, estimado, garantizado y aplicable a la formación en todas las escuelas de Catalunya con el máximo rigor.

Creo que también sería deseable fomentar el cambio de referirse a los catalanes con un “a por ellos” por otra expresión parecida: “con ellos”.

Quizás si hubiera un partido político que respondiera, entre otros, a la búsqueda de estos objetivos, otra podría ser la posición y el grado de necesidad de independentismo. Mientras sigan negándose estas simples demandas democráticas y de justa convivencia, pervivirán estas ansias de independencia.

JOSEP M. MERCADER MIRO Suscriptor

Barcelona