Delirio o venganza
Petición de prisión permanente revisable, la primera en Euskadi, por matar a un bebé
Era consciente de ser Daniel M. en el momento de arrojar a la niña por el balcón?”, preguntó el miércoles la acusación. “San Daniel”, respondió él tajante. Vitoria vive desde la semana pasada el juicio por uno de los casos que más ha conmocionado la ciudad en los últimos años y en el que murió una niña de 17 meses después de que el acusado, que había quedado un par de veces con la madre, la arrojara por la ventana de un primer piso. El presunto asesino alega que vio al “diablo” en los ojos de las dos mujeres. Es la primera causa en Euskadi en la que se pide prisión permanente revisable.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 25 de enero del 2016. El encausado, un profesor de música de 30 años en aquel momento, había estado varias veces antes con la joven, de 18, tras conocerse a través de una red social hacía un mes. Aquella noche, en el piso de él en Vitoria, la chica quiso regresar junto a su hija a Burgos, donde residían, al “no parecerle correcta” la actitud del hombre. Sin embargo, como la espera para coger el autobús iba a ser muy larga, decidió a quedarse a dormir.
Sobre las tres y media de la madrugada, el procesado entró en el cuarto en el que dormían madre e hija y puso la mano sobre el pecho de la pequeña “presionando con fuerza”. En ese momento, se despertó la mujer y apartó el brazo del acusado, instante en el que éste comenzó a golpearla. Después, la arrastró al mirador y de un puñetazo rompió una ventana. La niña se acercó al lugar y el hombre, “de manera sorpresiva”, la arrojó por ella. Asimismo, intentó acabar con la vida de la madre clavándole un trozo de cristal en el cuello y también trató de lanzarla al vacío. La mujer consiguió zafarse y huyó corriendo. La Ertzaintza detuvo al acusado casi al momento.
Las primeras jornadas del juicio, que continuará esta semana, han ofrecido dos relatos opuestos. El presunto asesino se escuda en la “enajenación” y su declaración estuvo llena de visiones apocalípticas y referencias a la lucha entre el bien y el mal. Así, se presentó como un “ángel blanco” que reconoció en sus víctimas la “semilla del mal”. Los padres de éste testificaron que, desde pequeño, oía “voces” y sufría “delirios”, aunque nunca fue tratado por ello. Una expareja reciente del hombre explicó que era una “persona normal”, aunque admitió sus “problemas con el sexo” ya que era “insaciable”.
La madre del bebé, precisamente, subrayó que el acusado reaccionó con violencia al negarse ella mantener relaciones sexuales, a la vez que descartó cualquier “perturbación mental”. Los agentes que lo redujeron incidieron también en que al detenerlo tenía “plena consciencia” de los hechos y que sólo horas después, ya en comisaría, comenzó a elaborar un discurso “inconexo”. Para las acusaciones, que piden prisión permanente con una pena de entre 25 y 35 años de cárcel antes de que se revise nuevamente, la actitud del hombre es una “burda representación”.
El profesor de música dice que vio al “diablo”; la madre de la niña, que las atacó por negarse a tener sexo con él