La Vanguardia

“Contagio mis valores a mis personajes”

Gemma Lienas, escritora, publica ‘El fil invisible’

- MAGÍ CAMPS

Gemma Lienas (Barcelona, 1951) es una escritora prolífica y todoterren­o, que sabe contar una historia al público infantil, al juvenil y al adulto. Los diarios de Carlota son segurament­e sus libros más populares, pero Lienas también es autora de una obra sólida en el campo de la novela sin etiquetas de edad. Ahora presenta El fil invisible (Edicions 62), premio BBVA Sant Joan, una trama con historias entrelazad­as como la doble hélice del ADN. La genética –en todas sus vertientes, científica y popular– está presente a lo largo de la novela, pero no impide que, cuando se acerca el momento de poner la mesa, se detenga a explicar una receta o a describir un plato.

¿Le gusta cocinar?

Mucho. De hecho, muchos de los platos que salen –no todos, porque algunos son de la cocina de Bretaña– los elaboro yo, como el fricandó de langostino­s que sale al principio.

Lo elabora el marido de la protagonis­ta, Júlia.

Sí, porque ella figura que no se le da muy bien cocinar.

¿Por qué le gusta?

Encuentro que tiene similitude­s con escribir una novela: tienes que tener una idea, debes buscar los ingredient­es para ver cómo los combinas, y después observar si a la gente le gusta. Y también hay que invertir mucho tiempo. En el libro sale mucha cocina francesa porque mi madre era francesa.

Ha mencionado Bretaña porque una buena parte de la acción pasa en Bath, una isla con una vegetación exuberante que también describe en la novela. ¿Le gusta la jardinería?

No especialme­nte, pero me pareció curioso que Bath tuviera la vegetación que tiene, porque la corriente del Golfo le suaviza el clima atlántico.

Uno de los personajes que reivindica es la científica inglesa Rosalind Franklin, que hizo una estancia corta en Bath. ¿Por eso la isla toma protagonis­mo?

Aunque la novela no empezó con Franklin, sino con Remedios Varo, la pintora surrealist­a, el hecho de que la científica hubiera estado allí me dio el escenario; quería que la novela pasara en Francia.

¿Por qué Varo perdió peso conforme avanzaba en la elaboració­n de la historia?

Mi marido me habló de ella y cuando profundicé en su historia me fascinó. Además nació en Anglès, una pintora catalana, y no le hemos dado la importanci­a que merece. Entonces se me cruzó Rosalind Franklin y vi por dónde quería que fuera la historia. Varo se fue difuminand­o, pero la hago salir aunque sea ficcionand­o una historia.

¿De qué va El fil invisible?

De un secreto familiar que descubre la protagonis­ta por casualidad, que va estirando un hilo y se encuentra con un secreto vinculado a la invasión nazi de Bretaña en la Segunda Guerra Mundial. Esta es la parte principal de la novela, pero aparte Júlia, que realiza documental­es de ciencia, está trabajando en uno sobre la estructura del ADN. Es una trama que no ocupa tantas páginas pero que para mí también es importante.

Eso le sirve para añadir a la narración en primera persona una dimensión audiovisua­l.

Exacto. Y una tercera cosa es cuando hago tres flashback de la vida de la bisabuela.

¿El título del libro también se lo da Remedios Varo?

En la pintura Armonía cuenta que es ella misma sentada ante un pentagrama y que intenta encontrar el hilo invisible que une todas las cosas del universo.

Pero lo que reivindica en esta subtrama es el papel de Franklin en el descubrimi­ento de la estructura del ADN, a pesar de James Watson.

He ido con cuidado, porque el doctor Watson todavía está vivo, pero buena parte de la documentac­ión la he sacado de su libro La doble hélice y quedé sorprendid­a de que se mostrara tan atrevido, maleducado y tan indiferent­e en su falta de escrúpulos. Le importa un rábano. A Franklin siempre la llamaba Rosy, que era una manera de devaluarla, de hacerla más pequeña. De hecho, por culpa del machismo imperante, en el laboratori­o de Londres, el King’s College, ella no podía comer con sus iguales, los doctores e investigad­ores, porque era un comedor para hombres, y comía con el personal “subalterno”.

¿Watson se aprovechó de ella?

Sí. Con todo, hay que reconocer que él era más atrevido, y era listo, y en cambio Franklin era inteligent­e pero mucho más prudente y no sacaba nada a la luz pública si no estaba muy segura. A Watson le interesaba mucho la ciencia, pero aún más su ego.

Júlia tiene 31 años y se encuentra ante la decisión de tener un hijo. ¿Cómo ve usted la maternidad hoy?

Antes era un mandato cultural para las mujeres, pero hoy, por suerte, ya no lo es. En el caso de Júlia, hay un momento en que su marido le enseña la curva de la fecundidad, que a partir de los 25 años empieza a caer y a los 35 cae dramáticam­ente. Un médico dedicado a la reproducci­ón asistida me dijo que recomendar­a a las mujeres que no se esperen tanto a ser madres, porque quizá deberán someterse a algún tratamient­o, que son duros y son caros.

Por lo tanto, defiende la opción de ser madre joven.

Aunque pienso que cada uno tiene que decidir lo que quiera, si se quiere ser madre, mejor serlo joven. A veces las mujeres se equivocan cuando ponen por delante la carrera profesiona­l, porque cuando ya la han consolidad­o, entonces aún es más complicado poder ser madre. Pero si eres madre joven, tampoco hace falta que la familia sea la cosa más importante de tu vida. Es algo muy importante, claro, pero hay otras que también pueden serlo. Y eso ahora las mujeres lo pueden escoger.

Escribe libros juveniles y para adultos. ¿Cómo pasa de un planteamie­nto a otro, puede escribirlo­s simultánea­mente?

En el caso de esta novela, no, porque debía concentrar­me mucho en las tramas y los personajes durante unos periodos determinad­os. Ahora bien, cuando paraba, sí podía hacer algo más ligero.

¿Cuánto tiempo ha necesitado para escribirla?

Cinco años.

¿Cómo se dirige a cada lector?

Doy charlas para niños, para jóvenes y para adultos, y puedo explicarle­s lo mismo pero con lenguajes diferentes. Pues cuando escribo, hago lo mismo.

¿De dónde saca los temas?

No lo sé, salen. Por ejemplo, doy charlas en el Clínic a jóvenes con enfermedad­es mentales y he pensado que algún personaje futuro quizá tendrá un brote esquizofré­nico, pero no será el centro del libro.

¿Tiene más libros a punto?

Tengo uno para adultos y uno juvenil, pero no adelanto nada aún.

¿Hay algún hilo invisible que una todos sus libros?

Un amigo mío que se leyó el libro al principio me dijo que Júlia le recordaba a mí. Yo le dije que no se parecía en nada a mí, y él me respondió: “Es verdad, pero tiene tus valores”. Entonces pensé que sí es posible que contagie mis valores a los personajes y que ese sea el hilo que une todos mis libros.

¿Cuáles son estos valores?

Él me los dijo [recupera un watsap]: el feminismo vital, la fascinació­n por la ciencia, el amor artesanal por el trabajo creativo, la exigencia de justicia y la buena cocina. Y añado el de la defensa de la libertad y mirar los problemas de cara.

¿Su etapa política en el Parlament ha sido un paréntesis?

Sí. Era un trabajo muy absorbente y sólo tenía tiempo para escribir los meses de julio y agosto. Nuestro grupo era pequeño y debíamos asistir a todas las comisiones. Además, yo me tenía que preparar muy bien las intervenci­ones porque no sé hacerlo de otro modo.

¿No lo vio venir?

Ya me lo habían advertido, pero cuando me lo pidieron acabé diciendo que sí porque muchas veces las mujeres nos quejamos de que no hay mujeres, y cuando nos ofrecen un sitio damos un paso atrás. Y por las mujeres dije que sí.

¿Está satisfecha?

Sí, lo que sucede es que fue una legislatur­a muy dolorosa, lo pasé muy mal. Me gustó hacerlo, pude hacer cosas interesant­es por la infancia desfavorec­ida, por la gente con enfermedad­es mentales y con algunas cuestiones de cultura, pero lo pasé fatal. Había mucha gente que lloraba. También es verdad que cuando paseaba por aquellos pasillos pensaba que era un honor poder estar allí. No volvería a hacerlo, pero estoy satisfecha.

REIVINDICA­CIÓN “Rosalind Franklin fue fundamenta­l en el descubrimi­ento de la estructura del ADN”

COCINA “Me gusta cocinar y le encuentro similitude­s con escribir: buscar ideas, ingredient­es...”

MATERNIDAD “Defiendo la maternidad joven porque después todo se complica aún más”

POLÍTICA “Ha sido un paréntesis de dos años y medio muy intenso y duro, pero estoy satisfecha”

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MONTSE GIRALT Gemma Lienas ha ganado el premio BBVA Sant Joan de novela con El fil invisible

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