Luis Enrique seduce al equipo
Los jugadores aplauden la fórmula con la que el asturiano hizo su puesta de largo en Wembley
La sonrisa se le escapaba una y otra vez al presidente de la Federación Española, Luis Rubiales. Tras un desembarco traumático coronado por la deslealtad de Julen Lopetegui y su destitución en Krasnodar el dirigente vivía su primera gran noche al frente de la nave. Se movía feliz por los intestinos de Wembley y se esforzaba en subrayar que todo el protagonismo debía ser para el debutante Luis Enrique, del que aplaude su carácter ganador y metódico, y sus futbolistas. Las caras eran otras. Nada que ver con el funeral deportivo del Luzhniki de Moscú del 1 de julio. El nuevo seleccionador les ha convencido. Su aterrizaje ha sido como un electrochoque para un equipo que había languidecido. Ahora no hay tantos galones y la mayoría empiezan de cero. Ya llegarán, si han de hacerlo, tiempos de cuitas pero en su primera semana al frente de la roja Luis Enrique ha seducido a su equipo por su estudio del rival, sus ideas claras, su mensaje directo y por la recuperación del amor propio.
“Ya conocéis a Luis. Es intenso en todas las facetas y esa intensidad nos viene increíblemente bien”, confesó Thiago Alcántara, al que se vio más suelto que en otras épocas y disfrutando más de su batuta en la selección tras un verano de rumores sobre su futuro. “Nos adaptamos a todas estas situaciones. No me afectan. Ya no tengo 18 años”. Tampoco los tiene lógicamente Sergio Ramos, que continúa huyendo de cualquier posible polémica con el asturiano. Al contrario. “Luis Enrique tiene mucha experiencia, lo ha ganado prácticamente todo y ojalá sea el camino de una época muy buena. Las expectativas son muy positivas tras un mal Mundial. Preparamos muy bien el partido”, señaló el capitán.
La receta es conocida porque la aplicó durante su época en el Barça, donde también cogió a un equipo que había bajado los brazos. “El entrenador nos ha insistido en la posesión de balón, en mover rápido la pelota y en que seamos agresivos en la presión tras pérdida”, afirmó Thiago. “Disfrutamos mucho con el balón y asumimos el riesgo de que nos pillaran en alguna contra abriendo mucho el campo y ocupando espacios pero ese es nuestro fútbol”, apuntó Ramos.
Un vistazo a los números ofrece que la presión española funcionó pues los hombres de Lucho robaron 32 balones. La sensación en el campo fue la de que tocaron mucho más el balón que los ingleses pero la posesión sólo le favoreció ligeramente (el 53%), lo cual quiere decir que no tuvieron la pelota por tenerla sino que intentaron arriesgar con ella, avanzar y pisar área sin ir a lo loco pero sin dormirse en los laureles. “La idea es participar mucho del juego y aportar ese hambre que tenemos”, explicó Thiago rezumando ambición. “Nos hacía falta una victoria así. Estamos hablando siempre de estilos pero lo que queremos todos son resultados. Hemos hecho un gran partido tanto arriba como atrás. Esto nos dará mucha confianza”, remató el centrocampista del Bayern.
La puesta de largo de Luis Enrique trajo consigo la mayor influencia de futbolistas llamados a tener mucho peso en esta etapa. Es el caso del propio Thiago y de Saúl Ñíguez, que logró en Wembley su primer gol como internacional y cuya capacidad de llegar al área contraria es una virtud que encandila a Luis Enrique. “El seleccionador me pide que sea el jugador que soy. Que aporte al equipo con mi llegada al área”, dijo ayer el centrocampista del Atlético desde tierras alicantinas, donde ya está la selección para disputar mañana ante Croacia su segundo partido en la Liga de las Naciones. Saúl reconoció que le dio muchas vueltas al hecho de no jugar ni un minuto en el Mundial y sostuvo que todavía no se siente un pilar fundamental en la selección. El atlético puso énfasis en que ahora la mayoría de centrocampistas de la roja es de un estilo diferente al de Xavi e Iniesta.
Otro futbolista que se reivindicó en Wembley fue David de Gea. “Espero que con De Gea ahora seáis igual de críticos a su favor”, pidió el delantero Rodrigo, autor del gol del de la victoria. El patrón de Luis Enrique no engaña. Se le ve con las pilas cargadas y con la pasión por las nubes. La está contagiando.