La Vanguardia

La clase de una campeona

Naomi Osaka toca la gloria con modestia y con respeto a la rival

- CANDY RODÓ Nueva York. Servicio especial

Sé que todo el mundo iba con ella (Serena) y siento que haya tenido que acabar así. Gracias por mirar el partido. Gracias”. No son las palabras que uno espera de una campeona, pero las circunstan­cias, y las lágrimas, apenas dejaron que Naomi Osaka disfrutara de su momento: convertirs­e a sus 20 años en la primera persona japonesa en ganar un título de Grand Slam.

Minutos antes, mientras los 24.000 espectador­es que llenaban el estadio Arthur Ashe abuchearon durante la entrega de trofeos tras la polémica final, Naomi se bajaba la visera y se echaba a llorar. El recuerdo más feliz de su corta carrera quedaría empañado para siempre por el arrebato de ira de Serena contra el juez de silla y las penalizaci­ones que Williams recibió en la final.

Posteriorm­ente, explicando por qué sintió la necesidad de disculpars­e con el público, la flamante ganadora volvía a emocionars­e visiblemen­te. “Cuando salto a la pista, no soy una fan de Serena. Soy una tenista que va a jugar contra otra. Pero luego cuando la abracé en la red, me sentí otra vez como una niña”.

Osaka demostró su clase dentro y fuera de la pista. Si a lo largo del encuentro le dio una lección de tenis a su veterana rival, al terminar le demostró cómo lidiar con una situación tan polémica con humildad. En ningún momento hizo referencia al comportami­ento de su contrincan­te durante su duelo, y sólo tuvo palabras de agradecimi­ento. Aunque su rostro, y sus lágrimas, contaban otra versión. “La cuestión es que no sé qué pasó en la pista”, decía dubitativa la nipona sobre su ídolo, a la que ha vencido en sus dos únicos cruces. “Siempre me voy a acordar de la Serena que yo quiero. Fue amable conmigo en la red y en el podio”.

Con su victoria, Osaka no sólo se llevó más de 3 millones de euros, sino que además saltó del 19.º al 7.º puesto de la clasificac­ión mundial. “Ahora mismo, no me parece real”, expresaba la joven tenista. “Tal vez en unos días me dé cuenta de lo que he hecho”.

Naomi no tuvo el favor del público, pero sí contó con el apoyo de su familia, aunque no todos estuvieron presentes en su palco. “Mi madre se ha sacrificad­o mucho por mí, y significa mucho que venga a ver mis partidos, porque normalment­e no lo hace. Y todos echamos de menos a mi padre, que nunca mira mis partidos físicament­e y simplement­e se va a pasear”, explicaba la recién coronada. Mari, la hermana mayor de Naomi, también tenista profesiona­l, estaba en un torneo menor en París, pero se mantuvo en constante comunicaci­ón con ella a lo largo del Open. Son una familia muy unida con una historia de lucha y sacrificio.

Su padre, Leonard Max François, nació en Haití pero creció en Nueva York, y vivió 13 años en Sapporo, Japón, donde conoció a su madre, Tamaki Osaka. En una cultura reacia a aceptar a foráneos, la familia de Tamaki rechazó su relación con este hombre negro, juzgando que había traído deshonor a la familia (aunque años después se reconcilia­rían). El matrimonio se mudó a Osaka y tuvo dos hijas: Mari y Naomi, que se llevan 18 meses. Les pusieron el apellido de la madre, que coincide con el nombre de la ciudad donde nacieron.

Leonard jugaba un poco al tenis, y viendo la final de dobles femenina de Roland Garros de 1999, que ganaron unas jóvenes promesas llamadas Venus y Serena Williams, se inspiró. Siguiendo el ejemplo de Richard Williams, padre y entrenador de esos prodigios, decidió que sus hijas también serían tenistas.

Cuando Naomi tenía 3 años, se mudaron a Estados Unidos, primero a Long Island y después a Florida, donde las niñas entrenaban por el día y estudiaban en casa por las noches. “Si no hubiera sido por mi hermana, no hubiera superado esos entrenos con mi padre”, recordaba la campeona. “Él nos enseñaba a ser mentalment­e fuertes. Ha sido un proceso largo, pero creo que finalmente entiendo de lo que estaba hablando”.

CONTRA LA TRADICIÓN

La familia de la madre de la tenista, japonesa, juzgó un deshonor que se casara con un negro de Haití

LA RESPUESTA AL PÚBLICO

“Sé que todo el mundo iba con Serena y siento que haya tenido que acabar así. Gracias por mirar el partido”

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ANDRES KUDACKI / AP Naomi Osaka, primera persona de Japón ganadora de un Grand Slam, levanta el trofeo en Nueva York tras derrotar a la estrella local

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