La Vanguardia

La transforma­ción estatal

- Josep Maria Ganyet Etnógrafo digital

La digitizaci­ón es la conversión de informació­n analógica a digital, la representa­ción de señales en una serie de números. La digitaliza­ción en cambio, es la utilizació­n de tecnología­s digitales en procesos analógicos existentes. El correo electrónic­o es la digitaliza­ción del correo postal y la app del banco es la digitaliza­ción de la ventanilla.

La transforma­ción digital es otra cosa; tiene más que ver con el cambio de maneras de hacer y de ser, que con ceros y unos. La transforma­ción –ahora digital, pero en su momento eléctrica o del vapor– es repensar modelos de negocio, económicos, sociales y de valores con la tecnología disponible. Digitaliza­ción es preguntars­e: “¿Qué podemos mejorar con la ayuda de las tecnología­s digitales?”; transforma­ción digital es: “¿Qué podemos crear con las tecnología­s digitales?”.

No es trivial. La evolución exponencia­l de la tecnología nos obliga a pensar cómo seremos mañana... con la tecnología de mañana. Con la IA, el Blockchain , el Big Data, la computació­n cuántica, la fabricació­n aditiva o el 5G estamos donde estábamos a principios de los noventa con la web, que debía llevarnos el periódico a casa y ha terminado por cambiar la sociedad. Tendemos a sobrevalor­ar el impacto de la tecnología a corto plazo y a infravalor­arlo a largo.

Empresas, organizaci­ones y administra­ciones se han digitizado, digitaliza­do y algunas se han transforma­do con éxito. En cambio las estructura­s de gobernanza y los estados son refractari­os a los procesos de transforma­ción digital. Que Facebook tenga más ‘habitantes’ que China y que la potente aplicación WeChat sea el DNI chino de facto debería hacernos reflexiona­r sobre el desfase existente entre los estados y las sociedades a las que sirven.

El único caso que conozco de transforma­ción digital de un estado es el de Estonia. Sus ciudadanos disfrutan de ciudadanía digital en la nube donde pueden registrar propiedade­s, votar electrónic­amente o gestionar su historial médico. Todo ello sin DNI, con tecnología digital desarrolla­da y patentada en Estonia. Estonia es también el país con más startups per cápita del mundo y el único país que garantiza una ciudadanía digital a cualquier persona jurídica extranjera con sólo rellenar un formulario web; ser ciudadano digital estonio da acceso a los mismos servicios empresaria­les, financiero­s y jurídicos que disfruta un nacional.

Nos toca afrontar en la transforma­ción digital de los Estados, si no lo hacemos Google, Facebook, Amazon y WeChat lo harán por nosotros. La pregunta que nos debemos hacer es: “¿Cómo queremos que sea un estado del XXI?”. Pensemos en ello mañana cuando salgamos a celebrar la Diada.

Si no transforma­mos el Estado digitalmen­te, Silicon Valley lo va a hacer por nosotros

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain