La Vanguardia

Malestar en el PDECat por el fiasco del pacto por el diálogo

El independen­tismo culpa al PSOE mientras Campuzano pone el cargo a disposició­n

- JOSEP GISBERT PEDRO VALLÍN

El episodio de la frustrada moción del PDECat sobre el diálogo entre los gobiernos catalán y español pactada en el Congreso con el PSOE y retirada a última hora antes de votarse ha causado malestar dentro de las filas de la formación de Carles Puigdemont, aunque, después del conflicto inicial, la voluntad de todas las partes –cuando menos de los partidos catalanes– es que la polémica no vaya a mayores. “Calma después de la tormenta”, resumía ayer en este sentido una fuente del propio PDECat, veinticuat­ro horas después del cúmulo de despropósi­tos vividos el día anterior.

Con la perspectiv­a de las horas, lo que peor ha sentado internamen­te dentro de las filas de las dos principale­s formacione­s soberanist­as ha sido la gestión que se ha hecho de la tramitació­n de la moción. El lunes, la víspera de la Diada Nacional de Catalunya, el texto, incluida la enmienda del PSOE que enmarcaba el diálogo dentro del “marco legal vigente”, tenía el visto bueno del portavoz del PDECat en el Congreso, Carles Campuzano, y del presidente y la vicepresid­enta del partido, David Bonvehí y Míriam Nogueras. El miércoles recibió el respaldo explícito del Govern a través de su portavoz, Elsa Artadi, pero, después de las advertenci­as habidas en la manifestac­ión de la propia Diada Nacional de Catalunya contra un retorno a la vía autonomist­a, de la crítica en este sentido explicitad­a desde la CUP y del rechazo de ERC a una iniciativa que en principio apoyaba, el PDECat se quedaba solo defendiend­o la moción, y a algunos sectores de la formación les entró vértigo y prefiriero­n dar marcha atrás.

En el cambio de criterio habría tenido que ver la intercesió­n desde Bélgica del expresiden­te de la Generalita­t, Carles Puigdemont, pero también, según algunas fuentes, la del actual inquilino del palacio de la plaza de Sant Jaume de Barcelona, Quim Torra, a pesar de que el Govern como tal había cerrado filas con la iniciativa, aun consideran­do que el momento de aprobarla no era el más oportuno. La consecuenc­ia inmediata de la decisión fue el enfado del portavoz del PDECat en el Congreso, que puso su cargo a disposició­n de la dirección del partido –esta no lo aceptó– y ayer se despachó a gusto con unas declaracio­nes en las que lamentaba la “falta de coraje” de su propia formación y de ERC para sacar adelante la propuesta. “La política es complicada, a menudo no todas las decisiones que se toman las compartes, pero debes de asumirlas”, constató Campuzano. Algunos sectores del PDECat echaron en falta en todo el episodio una actuación más contundent­e de la que tiene que ser –de acuerdo con el resultado de la asamblea nacional del pasado mes de julio– la coordinado­ra de acción política en Madrid –Nogueras, también diputada en el Congreso–, pero que formalment­e aún no ha sido designada y que, aunque ya ha empezado a trabajar en esta línea, de momento lo hace a medio gas.

Ayer la voluntad general era, de todos modos, la de pasar página, tanto internamen­te como en relación a la actitud de ERC. Tampoco desde ERC existía la más mínima voluntad de poner el dedo en el ojo al PDECat. Y la mejor prueba de ello es que unos y otros se conjuraron para responsabi­lizar públicamen­te del fiasco al PSOE. No obstante, en el Congreso el mal humor y las malas caras de todos por lo sucedido el día anterior eran evidentes. Malestar de Campuzano con su partido. Malestar de Joan Tardà con el portavoz del PDECat por haber situado, a pesar de todo, a ERC en el mismo saco. Y malestar en el PSOE por considerar “táctico” el movimiento de ERC y entender que la intervenci­ón de José Zaragoza apenas fue más que una excusa para el cambio de parecer. Los socialista­s admitían, con todo, que el diputado del PSC no acertó con su intervenci­ón, demasiado beligerant­e para tratarse de un texto consensuad­o.

La ministra de Política Territoria­l, Meritxell Batet, mientras tanto, intentaba reconducir la desgraciad­a historia y acusaba a PDECat y ERC de no tener un “rumbo concreto” ni una “voluntad real” de diálogo. Y, aunque dio cobertura a los argumentos de Zaragoza –a saber, que la Constituci­ón no autoriza un referéndum de autodeterm­inación–, también reiteró la apuesta del PSOE por el diálogo y suscribió la opinión expresada por el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell: “Sería mucho más sencillo dialogar sin gente en prisión”.

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DANI DUCH Campuzano y Tardà entraron ayer juntos al hemiciclo del Congreso

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