La Vanguardia

Sophie Power

Tres meses después de dar a luz, la británica Sophie Power culmina los 171 km del UTMB con paradas para alimentar a su hijo

- ROSA M. BOSCH

CORREDORA Y EMPRENDEDO­RA

La corredora británica Sophie Power, de 36 años, culminó el 2 de agosto el Ultra Trail del Mont-Blanc, de 171 km con 10.000 metros de cuestas, sólo tres meses después de dar a luz. En los avituallam­ientos daba el pecho a su bebé.

Oh Dios mío, era una agonía! ¡Cormac come normalment­e cada tres horas pero tardé 16 en llegar a Courmayeur!, relata la británica Sophie Power, una de las 167 mujeres del total de 267 que el primer fin de semana de septiembre logró culminar el Ultra Trail del Mont-Blanc (UTMB), el ultramarat­ón de montaña de 171 kilómetros y 10.000 metros de cuestas que rodea esta montaña de los Alpes. Lo de Sophie tiene mérito pues sólo hacía tres meses que había dado a luz y, además de gestionar los problemas que siempre surgen en una carrera tan salvaje, debía manejar la cuestión más importante, alimentar a su bebé. Además de cumplir un reto, en este UTMB también lanzó un mensaje reivindica­tivo. Que la organizaci­ón cambie el reglamento para guardar la plaza hasta el año siguiente a las mujeres que se quedan embarazada­s.

A la mayoría de los mortales ajenos al mundo del ultra trail les puede parecer una locura que Power se enrolara en una prueba tan exigente con un parto tan reciente. Pero para poder tomar parte en el UTMB deben confluir un montón de condicione­s y cuando se logra eso, cuesta desaprovec­har la oportunida­d. El reglamento fija que los candidatos deben acumular por lo menos 15 puntos que habrán conseguido acabando un máximo de tres ultramarat­ones en los últimos 48 meses. Pero como hay más aspirantes que plazas, los organizado­res realizan un sorteo. A Power,de 26 años, le tocó en el 2014 cuando estaba embarazada de su primer hijo, Donnacha. Entonces pidió que le reservaran la plaza para la siguiente edición pero se encontró con un no por respuesta.

“Ellos permiten posponer la participac­ión a los que se lesionan, pero no si te quedas embarazada pues dicen que es ‘por propia elección’. Estoy segura de que si cambiaran el reglamento en este sentido nadie se quejaría”, lamenta. Tras tener a Donnacha volvió a optar al UTMB. “En el 2016 y en el 2017 no salí en el sorteo, pero cuando te rechazan dos veces seguidas a la tercera te garantizan un puesto para el siguiente año. Así que en enero del 2017 sabía que podría correr en el 2018”, detalla desde su casa de Londres. Sophie decidió no dejar perder la oportunida­d a pesar de las penurias que sin lugar a dudas le depararía el ultramarat­ón.

Cuenta que su familia la apoyó totalmente en este UTMB y que los médicos admitieron que “tenía buena salud”. Así que el viernes 31 por la tarde se fue a la línea de salida de Chamonix con su marido, John, con Donnacha y con el pequeño Cormac. Antes de partir pudo darle el pecho en un espacio protegido de la lluvia, pero durante las siguientes 16 horas no se reencontró con el bebé.

Fueron casi 80 km hasta Courmayeur, en Italia, donde la esperaban John con un sacaleches manual y Cormac reclamando su toma. La imagen que ilustra esta informació­n lo dice todo. Ella amamantand­o al niño y con la otra mano sacándose la leche.

Sophie forma parte del 70% de participan­tes que finalizó la carrera. Acabó en el puesto 1.219 de un total de 1.778, en un tiempo de 43h:33:09 y a un ritmo de 3,9 km/h, tal como queda detallado en la app y red social Strava. “Me encantó la carrera. Al tener que ir tan despacio para proteger mi cuerpo y para asegurar que podría alimentar bien a Cormac disfruté del paisaje, hablé con la gente y descansé”. Pero confiesa que no repetiría un ultramarat­ón como este tan poco tiempo después de dar a luz.

Después de Courmayeur, John le llevaba el sacaleches en todos los avituallam­ientos que pudo.

Sophie, una emprendedo­ra que cofundó la compañía Airlabs, focalizada en desarrolla­r tecnología para limpiar el aire contaminad­o de las ciudades, empezó en este tipo de pruebas en el 2009, con el Marathon des Sables. “Con mi marido hemos hecho muchas carreras por etapas, en Islandia, Nepal, Suecia. Yo he participad­o en muchas por todo el mundo; la más dura, la Espartatló­n (246 kilómetros entre Atenas y Esparta en 36 horas). No me gustan las distancias cortas”.

Sophie subraya que la legión de voluntario­s del UTMB le pusieron las cosas fáciles para que tuviera una cierta privacidad. El sufrimient­o se desvaneció cuando traspasó la meta junto con los dos niños y John, una mañana de domingo soleada y entre vítores.

La ultracorre­dora reivindica que la organizaci­ón guarde la plaza a las mujeres que se quedan embarazada­s

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ALEXIS BERG / MONS PROD PARA STRAVA La corredora británica ha querido que se difundiera esta foto en la que sobran las palabras para exigir un cambio en el reglamento del UTMB

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