Marisa Paredes
ACTRIZ
La Acadèmia del Cinema Català homenajeó ayer en Barcelona a Marisa Paredes. La actriz, con una aplaudida trayectoria de casi sesenta años en televisión, teatro y cine, recibió el pasado febrero el premio Goya de Honor.
Elegancia. Inteligencia. Curiosidad. Entrega. Sensatez y esa serenidad que sólo permite la experiencia profunda, hacen de Marisa Paredes una actriz con mayúsculas. Con una seleccionada y aplaudida trayectoria de casi sesenta años esta dama de la interpretación sorprende al auditorio con un “no sé hablar muy bien de mi trabajo”, para acto seguido seducir al personal: “Sólo trato de hacerlo con el alma y creo que llega, que conmueve a la gente... Y además, he tenido mucha suerte”. Digan suerte. Digan la oportunidad que se labra siempre a golpe de trabajo. Digan la sencillez de una grande. Qué suerte.
Marisa Paredes no ha venido aquí a esquivar nada. Está en Barcelona en un interesante intercambio de premios acordado por la Acadèmia del Cinema Català y la Academia del Cine Español. La una homenajeó hace unos días en Madrid a la Gaudí de Honor 2018, Mercedes Sampietro, y la otra rindió homenaje ayer al Goya de Honor, Marisa Paredes.
Flanqueada y agasajada por las presidentas de las dos academias, Isona Passola y Judith Collell, la actriz (que también estuvo al frente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas entre 2000 y 2003) repasó de forma escueta su fructífera carrera –se hizo grande en el teatro y la televisión con personajes de Ibsen, Shakespeare, Txékhov o Neville– y se dejó la piel con directores como Arturo Ripstein, Agustí Villaronga, Raoul Ruiz, Fernando Trueba, Lluís Pasqual y, cómo no, Pedro Almodóvar. “Tiene tal fuerza que es verdaderamente asombroso cómo lo entienden y lo valoran en todas partes; Almodóvar es el que más ha marcado mi carrera; ha sido mi ventana al mundo”, dice Paredes.
La actriz podría haberse explayado sobre por qué escogió unos proyectos y no otros. Sobre cómo valora que el director confíe en ella. Sobre cómo construye sus personajes y se entrega a ellos... Pero dedicó más tiempo a escuchar y a responder preguntas que a enamorarse de ella misma. Y con esa tranquila contundencia que dan los años calificó de “horrible y espantoso” que Willy Toledo haya estado en un calabozo. “Creo que han perdido la cabeza, es absolutamente un disparate... somos libres dentro de lo que cabe y la democracia sirve para decir lo que pensamos”.
Siguiente cuestión. La campaña #SerActriuÉs que impulsan las actrices catalanas para denunciar casos de machismo, cosificación y abusos. “Oigan es que desconocía este movimiento... es que yo y las redes estamos enfadadas... pero me parece bien naturalmente”. La actriz no considera que este oficio tenga más riesgos que otros: “Y tampoco podemos culpabilizar a un gremio; hay una cosa de fondo, una base que tiene que ver con la historia; pero las mujeres hemos
La Acadèmia del Cinema Català celebra la trayectoria de una de las grandes del cine: Marisa Paredes
dado un salto enorme, las cosas han ido incluso más rápidas de lo que podíamos pensar”, dice ella, que necesitó la firma de un hombre para abrir una cuenta corriente o tener su pasaporte.
Y con esa templanza volvió a romper una baza por Lluís Pasqual, “no creo que sea un torturador y me extraña que alguien tarde cuatro años en denunciar una situación así”. El homenaje culminó por la tarde en el CCCB –tenía que ser en la Filmoteca pero las lluvias torrenciales de los últimos días lo impidieron– con una mesa redonda y la proyección de Todo sobre mi madre y una selección de la celebrada Tras el Cristal, dirigida por Agustí Villaronga.