Trump niega las 3.000 víctimas del huracán ‘María’ en Puerto Rico
El presidente acusa a los demócratas de subir el balance mortal para perjudicarle
Podía haberse limitado a enviar mensajes de aliento a los cientos de miles de personas que han abandonado sus hogares para evitar el huracán Florence, que anoche empezó a golpear la costa este de Estados Unidos. Podía haber asegurado que el Gobierno federal está preparado para responder. Podía haber ignorado que hace casi un año, cuando dos huracanes arrasaron Puerto Rico, las cosas podían haberse hecho mejor. Donald Trump no hizo ayer nada de todo eso sino todo lo contrario al negar, sin pruebas, que el balance mortal de aquella catástrofe ronde las 3.000 personas y presentarse como víctima de una maniobra política para perjudicarle.
“No murieron 3.000 personas”, sentenció el presidente en Twitter. “Cuando visité la isla, después de la tormenta, había entre 6 y 18 muertos. El tiempo pasó y la cifra no subió mucho”, pero después empezaron a hablar de otras “realmente altas”, señaló. Trump no explicó que la estimación procede de una investigación independiente de la Universidad George Washington, luego avalada por las autoridades de la isla, que concluyó que el colapso de los servicios públicos que sufrió la isla durante meses (sólo recuperó la electricidad en agosto, once meses después del paso del María) provocó la muerte de unas 2.975 personas. Otro estudio de Harvard, con una metodología diferente, elevaba su estimación a 4.645 víctimas mortales. En ambos casos se ha comparado, entre otros datos, la tasa de mortalidad de años previos al huracán con el fuerte aumento que se registró después y que se relacionan con los daños en las infraestructuras y la falta de atención sanitaria y servicios básicos como el agua o luz.
La versión de los hechos del presidente es muy diferente: “Esto fue cosa de los demócratas para hacerme quedar mal en un momento en que recaudaba miles de millones de dólares para ayudar a reconstruir Puerto Rico. Cualquier persona que muriera, por edad por ejemplo, se añadía a la lista”, sugirió antes declarar su amor a Puerto Rico.
Las reacciones llegaron en tromba. “Ni la gente de Puerto Rico ni las víctimas merecen que se cuestione su dolor”, replicó el gobernador de la isla, Ricardo Roselló, que en su día admitió errores en la gestión de la catástrofe, más allá de los achacables a los problemas de coordinación entre las agencias federales. “Negar nuestros muertos no tiene perdón”, respondió la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz, atacando la falta de “sentido de realidad” del presidente. “Es tan vanidoso que cree que todo gira a su alrededor”, “¡qué vergüenza!”.
Los demócratas reaccionaron con indignación. “Esto supera el ridículo”, dijo el senador Richard Blumenthal. “Así te salen las cuentas cuando las vidas de negros o mestizos valen menos que las de blancos”, tuiteó Joe Kennedy, miembro de la House. “Tiene razón, presidente. El huracán no mató a 3.000 personas. Su chapucera respuesta sí”, tuiteó el senador Bob Menéndez. La última teoría conspirativa del presidente y su falta de empatía con las víctimas incomodaron a algunos republicanos (otros dijeron no haber visto los tuits). “No veo ninguna razón” para cuestionar esas cifras, dijo el líder republicano Paul Ryan, aunque lo que pasó “no es culpa de nadie”, matizó. “Debemos parar este juego de echarnos las culpas”, reclamó Marco Rubio mientras Rick Scott –gobernador y aspirante a senador por Florida, refugio de miles de puertorriqueños– dijo abiertamente que discrepaba del presidente.
Lejos de la tormenta política de Washington, el huracán Florence se aproximaba anoche a la costa de Carolina del Norte, azotada ya por fuertes vientos y lluvias. Su fuerza se ha debilitado pero se sigue esperando que descargue grandes cantidades de agua.
La tasa de mortalidad en la isla se disparó tras el paso del ‘María’ por la ausencia de servicios básicos