Interior traslada a dos presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco
Marlaska garantiza que los acercamientos siempre serán “puntuales y estudiados”
El acercamiento progresivo de presos de ETA a Euskadi es ya una realidad. El Ministerio del Interior informó ayer de que los reclusos Marta Igarriz y Kepa Arronategi serán trasladados “de forma inmediata” a las cárceles de Logroño y Zaragoza, respectivamente, en el que supone el primer paso de la nueva política penitenciaria defendida por el Gobierno de Pedro Sánchez. El titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció personalmente el traslado a las asociaciones de víctimas AVT y Covite, a las que reiteró que los acercamientos serán “puntuales y estudiados”.
En prisión desde el 2005, Igarriz se enfrenta a una pena de 15 años y medio por alojar a un comando de ETA y guardar unas mochilas con explosivos en su garaje. Según explica el ministerio, además de haber cumplido las tres cuartas partes de su condena, la reclusa ha admitido la legalidad penitenciaria, ya que solicitó una progresión de grado que, en julio, le fue concedida. A su vez, en base a las conversaciones con el educador de la cárcel de Castellón, donde se encuentra, Igarriz se halla en un “proceso evolutivo de reinserción”.
El caso de Arronategi, que será trasladado de la prisión de Almería a la de Zuera (Zaragoza), es muy diferente. Detenido en 1997, está condenado a 158 años por un amplio historial sangriento que incluye asesinatos, tenencia de explosivos y pertenencia a banda armada. Su arresto se produjo días antes de la inauguración del Guggenheim, cuando, junto a otros etarras, fue sorprendido tratando de entrar en el museo. El objetivo era acabar con la vida del rey Juan Carlos. El ertzaina que les dio el alto fue asesinado y, horas después, Arronategi era interceptado.
Aunque Interior no especifica los motivos del traslado, este se debe a razones de salud, ya que sufre una grave enfermedad psicótica. De hecho, el acercamiento a la cárcel de Zaragoza y no a la de Zaballa (Álava), la que se planteó al principio, se debe al desarrollado servicio psiquiátrico con el que cuenta la prisión aragonesa.
Los casos de Arronategi e Igarriz suponen el primer acercamiento real de presos. Aunque los traslados de Olga Sanz y Javier Moreno a Basauri (Bizkaia) la primera semana de agosto fueron interpretados como tales, sus circunstancias los alejaban de dicha calificación. Ambos, sin delitos de sangre, habían cumplido las tres cuartas partes de su condena, rechazaron la violencia, se desvincularon de la banda y pagaron toda la responsabilidad civil. Instituciones Penitenciarias no dudó en concederles el tercer grado y trasladarlos al cumplir con los requisitos fijados por la ley para ello. ETA cuenta con 233 reclusos, el 87% de ellos en primer grado, el más duro.