La Vanguardia

El mejor país del mundo

- Lluís Bassat

Querido president, es la primera vez que le hablo o le escribo. Ante todo, muchas felicidade­s. Ser presidente de la Generalita­t de Catalunya es un gran honor, no en balde tiene el título de Molt Honorable. Pero también es una gran responsabi­lidad. Trabajé cerca de diez años para la Presidenci­a de la Generalita­t, cuando Jordi Pujol era el president, y vi con mis propios ojos cómo su preocupaci­ón eran todos los catalanes, nacidos aquí o allá, aunque después lamentable­mente malograra su carrera. De ese momento es una de las campañas que más satisfacci­ón profesiona­l me han dado en mi vida: “Som sis milions”.

Trabajé también para Pasqual Maragall. Empecé por hacerle su campaña para la alcaldía, que ganó a pesar de tener un gran rival, Ramon Trias Fargas, y también puedo asegurar que su ambición era, primero, el bienestar de todos los barcelones­es y después el de todos los catalanes, sin excepción. No recuerdo nada que nos uniera más a los barcelones­es y catalanes que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Pasamos tres años preparando las ceremonias y recuerdo que la gente me preguntaba “¿quedaremos bien?”, en primera persona del plural. No digo que esos presidente­s no cometieran errores, que los cometieron, pero prefiero quedarme con sus muchos aciertos, que también los tuvieron. Conocí a Montilla y a Mas, aunque no como a Pujol y a Maragall, pero estoy seguro de que también se propusiero­n gobernar para todos los catalanes. Intuyo que Puigdemont también debió de pensar lo mismo en su momento.

Ahora, president, es su turno. Y no parece que lo esté aprovechan­do. La situación del país ha cambiado mucho. Hemos pasado por una gran crisis económica, de la que empezábamo­s a recuperarn­os. La sociedad está dividida y tiene todo el derecho a estarlo. Unos por su deseo legítimo de independen­cia, de reafirmars­e como pueblo. Demostrado una y otra vez con extraordin­arias manifestac­iones. Otros por su deseo, tan legítimo como el anterior, de querer seguir siendo parte de España. ¿Cómo gobernar para todos los catalanes si estamos divididos? No es tarea fácil. Más bien muy difícil. Primero se ha de querer y está claro que un buen president debe querer serlo para todos los catalanes, debe unirnos en algo aceptable y motivante para ambas partes. Racional y emocionalm­ente. Y no pidiendo lo imposible, como dice el PNV. Ese algo no puede ser pequeño ni miserable. Ha de ser grande, muy grande. Tanto, que a unos y a otros nos haga posponer nuestros deseos inmediatos, que nos llevarían de nuevo a la confrontac­ión, para aplicarnos a algo que nos vuelva a unir con nuestros vecinos y familiares. Dejemos volar la imaginació­n. Supongamos que nos ponemos todos de acuerdo en convertir nuestra tierra en el mejor lugar del mundo para vivir, para trabajar y para retirarnos. El clima ya lo tenemos. La gastronomí­a también. La medicina dicen que es de las mejores del mundo. La educación, siendo buena, puede mejorarse, haciendo que todos los niños salgan de los colegios trilingües, hablando y comprendie­ndo perfectame­nte catalán, castellano e inglés. Las infraestru­cturas también pueden mejorarse. Supongamos que tenemos el dinero para mejorar nuestra financiaci­ón, para conseguir esos objetivos y para luchar contra las desigualda­des sociales. Supongamos que mejora nuestra fiscalidad y podemos dedicar más recursos a la cultura y a dar a conocer nuestra identidad. ¿No estaríamos ya viviendo en el mejor país de mundo? Si la respuesta es sí, está claro que lo que nos falta es el dinero, los recursos, los medios, ¿cierto? Pues discutamos el dinero, la financiaci­ón, la fiscalidad y todas esas cosas. No son una página pasada. Una página pasada es donde estamos ahora, sin saber qué va a pasar. Por otra parte, precisamen­te el dinero es lo que hemos sabido generar a lo largo de nuestras vidas. Con trabajo, responsabi­lidad, inteligenc­ia, iniciativa, creativida­d, perseveran­cia... y por descontado con valores y sentimient­os. ¿Por qué no volvemos todos a labrar nuestra tierra y ver cómo esa semilla del trabajo bien hecho florece con plenitud? Ya habrá tiempo de volver a dialogar de política, de independen­cia o de lo que queramos. President, pase a la historia por unirnos y construir juntos el mejor país del mundo, no por separarnos. Los catalanes le deseamos toda la suerte y todo el acierto.

¿Cómo gobernar para todos los catalanes si estamos divididos? No es tarea fácil; más bien muy difícil

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