En la cuarta fase
Testigo de otro mundo
Dirección: Alan Stivelman Producción: Argentina, 2018. Duración: 78 minutos. Documental.
En 1972, el astrónomo Josef Allen Hynek, fallecido en 1986, estableció las tres famosas fases del contacto de humanos con extraterrestres. Cinco años después, Steven Spielberg lo reclutó como asesor de Encuentros en la tercera fase y le concedió un cameo en la apoteósica secuencia final. Otro científico ilustre, el francés Jacques Vallée, experto en ufología y hoy septuagenario, inspiraría el personaje que tan memorablemente encarnó François Truffaut en la película. Vallée comparece ahora en Testigo de otro mundo, acompañando al propio guionista y director Alan Stivelman, ambos al encuentro de Juan Pérez, un personaje singular: en 1978, a los doce años de edad, tuvo un encuentro a la vez en la primera fase (el contacto visual con un ovni) y en la tercera (el contacto con seres de otro mundo) y desde entonces vive en algo así como una cuarta fase, recluido en el campo, solitario, atormentado por el fenómeno de la infancia, con pesadillas constantes y en busca de respuestas. Juan es un hombre sensible, rezuma sinceridad y convicción. Tal como se explica o llora desconsoladamente, es fácil creer en su historia. Pero el documental de Stivelman va más allá del factor extraterrestre y aborda cuestiones trascendentes de orden místico, espiritual y existencial. En este sentido, la parte final de la película, con Juan visitando el pueblo guaraní de sus orígenes, constituye para él (y para nosotros) toda una revelación: cuarenta años después de haberla vivido, el protagonista encuentra el sentido de su experiencia sobrenatural, además de su propia identidad. El filme propone, así, un doble viaje: a los confines de las galaxias y al interior de nosotros mismos. /