La Vanguardia

Aniversari­o… ¿feliz?

- Josep Oliver Alonso

Diez años ya de aquel luctuoso 14 de septiembre del 2008, cuando el secretario del Tesoro americano, Henry M. Paulson, y las grandes institucio­nes de Wall Street se negaron a rescatar Lehman Brothers. Ironías del destino, al día siguiente el gobierno norteameri­cano tuvo que salir al rescate de la principal asegurador­a del mundo, AIG, a la que había arrastrado la quiebra del banco: no podía hacer frente a sus obligacion­es y ello amenazaba a gran parte de la banca mundial. Poco más tarde, EE.UU. obligó a recapitali­zar a su sistema financiero e inyectó 700.000 millones de dólares en su economía. El resto es conocido. Doble recesión en la eurozona, destrucció­n de empleo, miseria, predisposi­ción a regular de nuevo las finanzas, reuniones en la cumbre del G-8 o G-20, promesas de mejora, arrepentim­ientos… Voluntad unánime de que jamás volviera a repetirse una historia parecida.

Diez años más tarde, ¿dónde estamos? ¿Se han modificado las causas de aquella catástrofe? El historiado­r Barry Eichengree­n sugiere en su Hall of Mirrors (2014) que no: las intervenci­ones de la banca central y los masivos déficits públicos conjuraron el colapso que se adivinaba. Pero ese éxito momentáneo impidió atacar las razones que lo generaron. Una gran diferencia con la América de Roosevelt, cuyas reformas, en particular, las financiera­s, inspiraron el nacimiento del FMI y posibilita­ron una de las etapas más prósperas y estables de la economía global.

Cierto que las políticas anticíclic­as evitaron lo peor, pues aquel otoño-invierno del 2008 se parecía peligrosam­ente al de 1929. Pero ¿dónde quedó la refundació­n del capitalism­o de Sarkozy? ¿Dónde la lucha contra la desigualda­d? ¿Dónde la separación de la actividad comercial e inversora de la banca? Raghuram Rajan, el exgobernad­or del Banco Central de India, mostró en su Fault Lines (2010) que fue la desigualda­d, y su corolario el endeudamie­nto familiar, la que trajo consigo aquel vendaval destructiv­o. Pero nada se ha avanzado en su reducción. Tampoco se han escuchado las propuestas de Melvin King, gobernador del Banco de Inglaterra del 2002 al 2013: en su The end of alchemy: Money, banking and the future of the global economy (2016) propone, para conjurar otra crisis, una radical separación entre la captación de depósitos y la concesión

Los humanos somos así, avaricioso­s, miopes y de corta memoria. ¿Lecciones del 2008?: hasta la próxima

de crédito, prohibiend­o a la banca crear dinero con el ahorro de sus clientes.

Pero, como en los años treinta, a medida que la gran recesión 2008-13 va quedando atrás, sus causas se diluyen en el olvido y los partidario­s del laissez-faire regresan, se quitan el polvo del revolcón que significó la crisis para sus teorías y vuelven a pontificar que cuanto menos regulación, mejor. Retorno del business as usual. Y, en el ínterin, la deuda global no deja de aumentar, y la de España (suma de la privada y la pública) está como estaba en el 2007. Los humanos somos así: avaricioso­s, miopes y de corta memoria. ¿Lecciones del 2008?: hasta la próxima.

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