La Vanguardia

Manafort colaborará con el fiscal del caso Rusiagate

El exasesor de Trump admite haber cometido delitos

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

“Soy culpable”, declaró ayer por sorpresa Paul Manafort, ex jefe de campaña de Donald Trump, en un juzgado de Washington, sonriente, sin rastro de la mirada desafiante con que hasta ahora se había enfrentado a la justicia.

El antiguo lobbista acababa de mantener una reunión con la Fiscalía en la que supuestame­nte les ofreció informació­n valiosa para la investigac­ión del Rusiagate y, rompiendo con la estrategia de negación total seguida durante meses y alabada por Trump, accedió a colaborar con la investigac­ión del fiscal especial, Robert Mueller. A cambio, Manafort, de 69 años, verá reducida la lista de delitos de los que se le acusa y también su pena de prisión.

Durante la vista, los fiscales subrayaron que las actividade­s discurrier­on al menos durante todo el año 2016 y mostraron documentos sobre su trabajo no declarado para políticos ucranianos prorrusos, diferentes operacione­s de lavado de dinero a través de cuentas offshore, que una vez blanqueado dedicó a financiar su elevado tren de vida y gusto por el lujo más extravagan­te, como comprarse una chaqueta de piel de avestruz de 15.000 dólares, además de trajes a medida, varias casas y coches.

Finalmente Manafort ha reconocido que blanqueó más de 30 millones de dólares recibidos por su trabajo para el partido político prorruso de Ucrania al que pertenecía el expresiden­te Víktor Yanukóvich. Parte de su tarea consistió en movilizar a personalid­ades públicas europeas supuestame­nte independie­ntes –el llamado Grupo de Habsburgo– para frenar una resolución del Senado que criticaba el trato del gobierno de Yanukóvich a la ex primera ministra Yulia Timoshenko, entonces en prisión.

En febrero, el excancille­r austriaco Alfred Gusenbauer admitió haber trabajado para Ucrania para defender su acercamien­to a la Unión Europea, a través de una consultora estadounid­ense. El ex primer ministro italiano Romano Prodi, por su parte, reconoció haber trabajado para Gusenbauer porque compartía la opinión sobre el país pero aseguró que no sabía que el dinero venía de un lobby en Estados Unidos o de Ucrania. De acuerdo con los papeles presentado­s por Mueller, dos miembros del Club de Habsburgo se reunieron con Barack Obama y Joe Biden en la Casa Blanca en el 2013 para hablar del futuro de este país.

Manafort también se declaró ayer culpable de defraudar al Estado 15 millones de dólares en impuestos por estas actividade­s no declaradas como representa­nte de gobiernos extranjero­s. Se desconoce qué tipo de informació­n ha facilitado a los investigad­ores para llegar al acuerdo de clemencia anunciado ayer pero el lobbista podría ser un testigo clave para Mueller. Fue uno de los protagonis­tas de la famosa reunión en la torre Trump con rusos que esperaban les facilitara­n informació­n perjudicia­l para Hillary Clinton. El fiscal especial lleva más de un año trabajando en el caso con enorme discreción, ajeno a los ataques y presiones del presidente, que ha llegado a calificar de “ilegal” su investigac­ión, que abarca tanto los contactos entre su campaña electoral del 2016 con Rusia como sus posibles intentos de obstruir la acción de la justicia.

“El presidente no hizo nada malo y Paul Manafort dirá la verdad”, aseguró ayer el abogado de Trump, Rudy Giuliani. Su estrategia de defensa hasta ahora había sido otra: alabar la “valentía” de Manafort por, a diferencia de otros, no “cantar” y negarse a colaborar con la justicia, algo que a juicio del presidente debería estar prohibido. El lobbista, que antes había trabajado para republican­os como Ronald Reagan o Bob Dole, fue juzgado en agosto por un caso aparte en Alexandria (Virginia) por fraude bancario y fiscal. Durante todo el proceso trató de desacredit­ar a su antigua mano derecha, Rick Gates, que tiempo antes llegó a un acuerdo con la fiscalía y acabó declarando en su contra. En junio, el juez le retiró la libertad condiciona­l después de constatar que había intentado contactar a testigos del caso para tratar de alterar sus declaracio­nes.

Manafort sostuvo hasta el final que no era culpable pero el jurado, sin embargo, falló en sentido contrario. El lobbista estaba ahora a la espera de conocer su condena por los ocho delitos sobre los que hubo acuerdo. Le podían caer entre 15 y 19 años de cárcel, pena que podía verse sustancios­amente aumentada por el juicio zanjado ayer con un acuerdo de la fiscalía. El pacto incluye la retirada de parte de los cargos (sólo le acusa de dos delitos) y una reducción de la sentencia final, que sólo se conocerá cuando termine su cooperació­n con Mueller.

EL ‘GRUPO DE HABSBURGO’ El lobbista movilizó a ex primeros ministros europeos para defender a Ucrania

TESTIGO CLAVE Manafort participó en la reunión con rusos en la torre Trump sobre Hillary Clinton

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SHAWN THEW / EFE Manafort llegando el pasado marzo con su esposa al tribunal federal de Alexandria (Virginia) mientras un manifestan­te le llama “traidor”

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