EE.UU. gasta 52.000 dólares en las cortinas de la embajadora Haley
Una vez más, la culpa del dispendio la tienen los chinos.
Qué sería de la Administración Trump sin los rusos y sin los chinos, sin olvidar la inestimable colaboración de Barack Obama.
Este es el caso. El Departamento de Estado gastó 52.701 dólares en la compra de unas cortinas “customizadas” y mecanizadas para las ventanas panorámicas de la residencia oficial de Nikki Haley en Nueva York. Este gasto se produjo cuando el Departamento de Estado recortaba gastos, estrechaba el presupuesto y congelaba la contratación de personal.
La embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) tiene su morada en un edificio de nueva construcción de la Quinta Avenida. Aseguran que se trata de un ático de toda una planta, de 600 m2 y unas vistas impresionantes, que se comercializaba con un alquiler de 58.000 dólares al mes.
Haley es la primera que vive en ese lugar. Durante décadas, los diplomáticos que le precedieron vivían en el hotel Waldorf Astoria. Hasta que este legendario establecimiento lo compró una compañía china de seguros con una más que sospechosa estructura de propiedad. La preocupación por la seguridad, entre otras cuestiones, el temor al espionaje, llevó a que el presidente Obama rompiera la tradición y se buscara otro hotel para su estancia en la Gran Manzana durante la Asamblea General de la ONU en septiembre del 2016.
El Departamento de Estado decidió ese año encontrar un nuevo hogar para la persona responsable de la diplomacia en Naciones Unidas. Según The New York Times, un portavoz de Haley exculpó a la embajadora de ser una manirrota al sostener que la compra la decidió el gobierno Obama.
La operación se hizo efectiva, sin embargo, durante el periodo de Rex Tillerson, primer secretario de Estado con Trump. Coincidió con el momento en que numerosos funcionarios tuvieron que irse por falta de dinero y no pocas embajadas tuvieron que renunciar a proyectos.
Las cortinas de Haley son incluso más caras que la decoración del comedor de Ben Carson, secretario de Vivienda. Gastó 31.000 dólares y Trump se planteó en serio echarlo.
La diplomática ante la ONU reside en un ático de la Quinta Avenida de 600 m2 y vistas de ensueño