La Vanguardia

El conseller digital que sube a las cumbres

- SILVIA HINOJOSA

Al cumplir los 40, Jordi Puigneró (Sant Cugat del Vallès, 1974) se colgó una mochila y subió, en ruta, diez cumbres de 3.000 metros. Todas las que hay en Catalunya. Aficionado al montañismo desde niño por influencia de su padre, el hoy conseller de Polítiques Digitals i Administra­ció Pública de la Generalita­t asegura que intenta trasladar a sus hijas esta afición con la que tanto disfruta y de la que ha aprendido el respeto a la naturaleza y el valor del esfuerzo, detalla, pero también la preparació­n que requiere subir una cumbre, sin olvidar los imponderab­les, como que se desate una tormenta. “En la montaña a menudo las cosas no son fáciles y a veces es mejor acampar y esperar tres días. Eso lo acabas interioriz­ando en el día a día”, confiesa.

Puigneró disfruta en la alta montaña, pero su otra gran afición, a la que se dedica profesiona­lmente, es la tecnología. Ingeniero informátic­o, graduado en Sistemas de Informació­n por la Universida­d de Surrey (Inglaterra), en 1997, su primer empleo fue en el departamen­to de informátic­a del Deutsche Bank, a cargo de un programa de informatiz­ación de procesos bancarios, en Frankfurt. Tras unos años, volvió a Catalunya en el 2001 y entró en IBM.

Sin embargo, en paralelo había empezado a militar en la JNC, las juventudes convergent­es, en 1999. “Marta Subirà me lió, aún no sé cómo”, se ríe, en referencia a la intermedia­ción de la hoy secretaria de Medi Ambient y veterana del clan convergent­e de Sant Cugat. Puigneró se había implicado en la recogida de firmas por las seleccione­s deportivas catalanas y reunió más de 3.000; fue el fedatario individual que logró más apoyos. “Los ingenieros nos concentram­os en las tareas y ponemos mucho esfuerzo”, asegura. En el 2003, de nuevo de la mano de Subirà, pasó a la política activa, como jefe de gabinete del entonces alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder. “Pensé ‘lo pruebo’, y aquí estoy”, constata.

Ya lleva quince años en la administra­ción pública. En el 2005 entró como concejal tras el fallecimie­nto de un edil del grupo de CiU y en las dos siguientes legislatur­as fue teniente de alcalde, primero con Recoder y luego con Mercè Conesa, encargado del ámbito de gobernació­n y de innovación. Uno de sus proyectos estrella fue hacer de Sant Cugat una ciudad inteligent­e y la transforma­ción de la radio municipal en un grupo de comunicaci­ón multimedia. En el 2013 dio el paso a la Generalita­t como director general de Telecomuni­cacions, con Felip Puig de conseller de Empresa. Y en el 2016, con Carles Puigdemont de presidente de la Generalita­t, su área adquirió rango de secretaría y pasó a depender de Presidènci­a.

Su amistad con el expresiden­t sigue siendo estrecha. Se comunican de forma habitual por Skype, y el conseller viaja cada mes o dos meses a Bruselas. La relación se fraguó en la etapa municipal de ambos, cuando Puigdemont era alcalde de Girona. Comparten fe en el futuro del mundo digital y el credo independen­tista.

Como responsabl­e máximo del ámbito tecnológic­o de la Generalita­t y de su seguridad, a Puigneró le tocó lidiar con el ciberataqu­e que se produjo el fin de semana de la consulta del 9-N, en el 2014. Y por su participac­ión en el referéndum independen­tista del 1-O es el único conseller que está imputado, por los delitos de desobedien­cia, malversaci­ón de fondos públicos y revelación de secretos.

En la esfera personal, le gusta todo tipo de música, pero se mantiene fiel a Bruce Springstee­n, U2 y Enya, detalla. La mayoría de sus lecturas son de divulgació­n científica y especialme­nte títulos que relacionan ciencia y filosofía. Y en cine tiene gustos similares, prefiere documental­es que ficción. Su pare- ja se dedica a la ilustració­n de libros infantiles y es profesora de yoga.

Hace nueve años, vivió la trágica pérdida de su hijo Bernat, entonces de seis años, a causa de un cáncer infantil incurable, un astrocima de grado III difuso que le habían diagnostic­ado un año antes. “Fue una lección de vida, te hace cambiar la perspectiv­a de las cosas que importan. Pero al menos pudimos despedirno­s y yo, que soy optimista por naturaleza, me digo que ya tengo cubierta mi cuota de mala suerte para toda la vida”, apunta. Tiene otras dos hijas, Laia y Nina, de 13 y 6 años.

Le gusta llevarlas a la montaña, aunque de momento sólo la mayor subió hace dos años a la Pica d’Estats (3.143 m). Precisamen­te, Puigneró ha programado una aplicación para teléfonos móviles que certifica las travesías y ascensos que se completan, en la línea de lo que ya se hace en algunas rutas, de forma manual (con puntos de control en los que se sella una tarjeta). La app, en periodo de pruebas, se llama He fet el cim, y en la carpeta digital del conseller constan sus logros de este verano: el Tuc de Molières, el Montsent de Pallars, el Pic de Tristaina, entre otros tresmiles y travesías. El último, el Aneto, hace dos sábados. Iba con su amigo y compañero de gabinete Damià Calvet, conseller de Territori, con el que le une también la pérdida de un hijo por cáncer.

Puigneró no se aburre. También le gusta jugar a cartas y hace timbas de butifarra con sus hermanos y su padre, un economista especializ­ado en informátic­a, ya retirado. Otro hobby es crear juegos de mesa, que comparte con los amigos. Hasta la ruta de los tresmiles catalanes que hizo para celebrar los 40 acabó editada en una guía de Alpina, por la que le tocó hacer bolos de presentaci­ón ante grupos de aficionado­s al montañismo.

Hace dos semanas, ascendió al Aneto con el conseller Calvet; les une el amor a la montaña y la pérdida de un hijo

 ??  ?? Jordi Puigneró, este verano, en la cumbre del pico Certascan (2 853 metros), en el Pallars Sobirà, con el lago del mismo nombre al fondo, en pleno Pirineo
Jordi Puigneró, este verano, en la cumbre del pico Certascan (2 853 metros), en el Pallars Sobirà, con el lago del mismo nombre al fondo, en pleno Pirineo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain