Nación... ¿inadmisible?
Las constituciones para durar tienen que adaptarse a los cambios de la sociedad. La Constitución española exige para su reforma unas mayorías que hacen que esta sea casi impracticable, pero su formulación como Estado de
las autonomías permite que esta adaptación de la Constitución a la realidad se haga a través de la reforma de los estatutos de autonomía, mucho más factible que la de la Constitución. Este es el camino que propugnó Pasqual Maragall y finalmente impidió el PP al llevar el nuevo Estatut al Constitucional cuando ya había recibido la aprobación de las cámaras catalana y española y el refrendo de la ciudadanía catalana, usándolo no para corregir inconstitucionalidades que en la práctica de dicho estatuto se produjeran sino discutiendo la inconstitucionalidad de su propio texto.
Hoy, demasiado tarde, se hace manifiesto el error del PP, que ha dejado Catalunya sin un Estatut aprobado por sus ciudadanos y materialmente expulsada del ordenamiento constitucional y al Estado español y a sus instituciones bajo sospecha, en una situación que tiene mal arreglo como no se reconozcan y superen sus causas. Visto desde aquí y ahora, por poner un ejemplo, ¿era tan inadmisible que a Catalunya se la llamara nación o nacionalidad o que se descentralizara la administración de justicia?
PEDRO CASAS SERRA Barcelona