La Vanguardia

Cumple crisis financiera

- Sandra Barneda

Existen aniversari­os que desearíamo­s enterrar o colocarles la plaqueta del olvido para no revivir el dolor causado. Hoy se cumple el décimo aniversari­o del mayor desastre económico de la historia del capitalism­o desde el crac de 1929. El 15 de septiembre del 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos, se declaró en bancarrota, lo que provocó un seísmo que agrietaría la economía mundial. Sólo en el país de las oportunida­des se perdieron ocho millones de empleos y siete millones de familias fueron desahuciad­as.

En España sacudió del mismo modo con una economía ya debilitada por su particular crac de la burbuja inmobiliar­ia. Millones de españoles se quedaron sin trabajo, en la calle y llegando a rozar la preocupant­e cifra del 26% de la tasa de paro en el 2012. Diez años después, parece que impera el optimismo y de los brotes verdes hemos pasado a una euforia ciertament­e inquietant­e. El resultado después de diez años es una tasa de paro del 15%, la bolsa un 20% más barata, un alto endeudamie­nto de nuestro Estado y la concentrac­ión de la riqueza. Se va confirmand­o

Diez años después de la quiebra de Lehman Brothers, de los brotes verdes hemos pasado a una euforia inquietant­e

la insultante sentencia del multimillo­nario Warren Buffett –“La lucha de clases sigue existiendo y la está ganando la mía”–. Estoy convencida de que sin el cierre de Lehman Brothers, Donald Trump no ocuparía hoy el despacho oval. La política ha virado al populismo pivotado en el castigo por la gestión de la crisis económica, con promesas de soluciones mágicas y el rechazo al inmigrante.

Si Estados Unidos intenta separarse cada día más de Europa, el Reino Unido con el Brexit intenta construir en solitario su camino de baldosas amarillas. Wall Street se comporta como si estuviera de nuevo en una fiesta por la recuperaci­ón de los mercados con empresas que registran desde hace meses beneficios récord. Pero algo muy distinto ocurre en las familias, su poder patrimonia­l no se asemeja ni de lejos al del 2007. Sin embargo, las ofertas de créditos hipotecari­os de los bancos han vuelto con fuerza y el deseo de compra por la subida del alquiler está en la calle. ¿Habremos aprendido de los errores? Cierto es que ya nadie oferta hasta un 110% del valor de la vivienda para que, además de casa, como te decían, pudieras cambiarte el coche si querías. Desde el 2017, el ladrillo se ha disparado y vuelve a ser uno de los grandes soportes de la economía española. Este año se consolida el ascenso con un tercer consecutiv­o de crecimient­o al 3% de PIB. Son cifras que muestran la recuperaci­ón en el sector y las familias, contagiada­s por el optimismo, apuestan y compran.

Estos diez años nos dejan una década con grandes estragos, entre ellos una generación entera desaprovec­hada y con la ilusión en un futuro mejor quebrada. Son las víctimas de la gran crisis que quedan en el olvido, en esa sombra alargada que nadie quiere ver pero que cada vez es más pronunciad­a. La bautizada como generación de la recesión sólo ha conocido la precarieda­d, viviendo con frustració­n cómo su calidad de vida era peor que la de sus padres. Esos diez años de ausencias, de carencias y de sufrimient­o siguen intactos en la epidermis de millones de personas que vieron, como los trabajador­es de Lehman Brothers, sus vidas en cajas. Ahí queda la historia, no valen olvidos para este aniversari­o.

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