La alerta por caída de rocas en las carreteras se mantiene
Los desprendimientos han causado ya tres muertos, diez heridos, la contaminación del río Garona y elevados daños en infraestructuras
Las copiosas lluvias de la pasada primavera y las repetidas precipitaciones de este otoño están pasando en Catalunya una cara factura por desprendimientos. Han muerto tres personas por la caída de rocas en la carretera (dos en el Pallars y una en el Berguedà), una decena más han resultado heridas en accidentes de tráfico, hay pérdidas económicas aún no cuantificadas por destrozos en infraestructuras viarias, tuvo que cerrarse durante unos días un destino turístico de éxito como el Congost de Mont-rebei por riesgo de desprendimientos y las aguas del Garona están contaminadas por lodos tras un alud de tierra.
Las comarcas de Lleida han sido las más castigadas por la caída de rocas y desprendimientos de tierra causados por una climatología excepcional que empapó de agua las montañas. Y no puede bajarse la alerta, advierten los geólogos, ya que el riesgo de desprendimientos sigue siendo alto en un otoño también lluvioso.
La alarma saltó a mediados del pasado mes de abril cuando un gran desprendimiento de alrededor de veinte mil metros cúbicos de piedras y rocas sepultó un vehículo en una carretera local de Castell de Mur (Pallars Jussà), lo que causó la muerte de sus dos ocupantes. Las víctimas eran los padres de Jordi Navarra, alcalde de Sant Esteve de la Sarga, población cercana al punto del suceso y que días antes había alertado del riesgo de desprendimientos en esa zona.
Llovía ya sobre mojado, pues un mes antes (el 2 de marzo) el conductor de un vehículo sufrió heridas de carácter grave al caer sobre su coche una roca de gran- des dimensiones cuando circulaba por la N-230, en el término de El Pont de Suert. Y el pasado mes de junio la historia se repitió en la C-16, en La Nou de Berguedà. El conductor de un turismo falleció por el impacto de una piedra que se desprendió de la montaña y rompió el parabrisas del coche.
“No podemos bajar la guardia con este tema”, afirma Xavier Cuello vicepresidente del Col·legi de Geòlegs de Catalunya y coordinador del Observatori GeoRisc. Desde este observatorio se ha empezado ya a trabajar “para tener una foto real de los puntos con más riesgo”, añade Cuello. Para ello se ha pedido la colaboración de administraciones (autonómicas y locales) Mossos, Protección Civil, RACC... “La clave está en cruzar toda esa información, en trabajar coordinados”, añade el responsable del Observatori GeoRisc. Cuando esa foto de riesgos
El Síndic de Greuges pide información a la CHE sobre un vertido de arcillas tras un alud de tierra en el Garona
esté hecha, habrá que desplegar un plan de vigilancia. “La detección a tiempo de un movimiento de rocas o tierra puede evitar una tragedia”, apunta Xavier Cuello. Aunque el riego cero de desprendimientos es imposible. El que sepultó a un matrimonio en el Pallars era, por ejemplo, indetectable. Y ninguna medida de protección habría salvado a esas dos víctimas. Pero sí se puede actuar en la zonas más inestables, cuando se trata de pequeños desprendimientos o caídas de rocas. “No podemos anunciar dónde y cuándo va a haber un desprendimiento, pero sí disponemos de tecnología para hacer seguimientos de terrenos inestables para valorar si hay que cortar o no una carretera o decidir el momento en el que hay que actuar”, indica este geólogo.
El desprendimiento que ha contaminado de arcillas el río Garona era otro de los impredecibles. En este caso el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, que ejerce también como Proòm de la Val d’Aran, ha solicitado información a la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre las actuaciones previstas en el Garona para conocer el alcance de la contaminación y las medidas previstas para evitar afectaciones ecológicas.